La Humildad del apóstol de la Llama de Amor

La Virgen María insiste con urgencia para que Isabel y los que la rodean pongan en marcha su gran proyecto de la Llama de Amor.  En el corazón de Isabel Kindelmann hay un gran conflicto: experimenta por un lado la presión que María Santísima ejerce con su urgencia y por otro lado su pobreza de medios para responder a esta llamada que la sobrepasa.  Además el Demonio azuza en su alma dudas y pensamiento confusos que causan en ella “tormentos …terribles” (p 140-141). “¡Es una tortura espiritual terrible! ¿Quién podría liberarme de ella? Sin embargo, no hay quien me comprenda, ¡en vano lo contaría a alguien!” (p 141).

Pongamos ahora nuestros ojos en un episodio muy importante para todos nosotros, que queremos obedecer el mandato de la Virgen María de propagar la gracia de la Llama de Amor. Está en los párrafos correspondientes al 16 y 17 de Diciembre de 1962 (p 140-141). Nuestra Señora manda a Isabel a su Santuario de Maríaremete (Ermita de María) a transmitir la Llama de Amor a un sacerdote. Éste le confiesa a Isabel que “no entiende” las comunicaciones. Isabel se extraña y se duele de que el sacerdote no comprenda  la gracia de la  Llama de Amor.  En su afán de que el padre acoja la gracia Isabel experimenta el deseo de explicársela, y nos confiesa: “…hubiera querido decir palabras elogiosas sobre la Llama de Amor de la Santísima Virgen , pero en vano me esforzaba, no llegó ningún pensamiento a mi mente, ni ninguna palabra a mis labios”.

Al día siguiente la Virgen le dice:“¿Por qué te esforzaste, hijita mía? ¿Por qué quisiste hablar con palabras elocuentes a favor de mi Llama de Amor?. Ten ante tus ojos para lo que estás destinada, que es sufrimiento y recuerda las palabras de mi Santo Hijo quien te dijo: ¡Comprométete al sufrimiento y sacrifícate sin descanso! Tus sufrimientos no son vanos, pero no te toca a ti preocuparte quién comprenda mi Llama de Amor. Tú pequeño instrumento, no te sorprendas de que no pudiste hablar con palabras elocuentes. QUIEN ACTÚO, SOY YO. SOY YO QUIEN ENCIENDO LA LLAMA DE AMOR EN EL FONDO DE LOS CORAZONES. Fui Yo quien contuve tu palabras y quien oscurecí tu mente. No quise que la presunción se anide en tu alma. Esa hubiera sido una falta grave. Tú, pequeño instrumento, entra ya en razón y sé enteramente humilde . Eres instrumento en nuestras manos. Te cuidamos y no permitimos que el pecado se acerque a ti. En las tentaciones ten cuidado, porque el maligno se aprovecha de cada ocasión a fin de hacer tambalear tu humildad” (p 141).  

Grandiosa enseñanza para todos nosotros. Hay que trabajar por la Llama de Amor, “como si todo dependiera de nosotros”,  pero sabiendo que en realidad, quien enciende la Llama de Amor no somos nosotros, sino que es la Santísima Virgen María. Todo depende de la Gracia de Dios. La humildad debe ser la principal característica del apóstol de la Llama de Amor. Huir de todo protagonismo.Podemos hablar de la Llama de Amor, pero QUIEN LA ENCIENDE ES LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. Nuestra Señora nos da la pauta de la fecundidad: ¡Comprométete al sufrimiento y sacrifícate sin descanso!”.  Humildad, sacrificio, sufrimiento son los medios que María nos da para que la Llama se extienda. Simplemente: no somos más que pobres instrumentos.

Esta enseñanza es de gran valor para aquellos padres de familia que anhelan que todos los hijos y demás miembros de su hogar “ardan en el fuego de la Llama de Amor”. Se dan cuenta de que los hijos no la entienden y la rechazan. Es un gran consuelo saber que si los hijos no comprenden ni acepta la gracia, Nuestra Señora sí puede, en un momento dado tocar esos corazones endurecidos y encenderlos. Vale más orar mucho, sacrificarse mucho, aceptar con humildad las dificultades y cruces que el Señor permite en nuestras vidas. El Señor aceptará esos dolores y por nuestra intercesión nos concederá la gracia de su conversión. Esto no significa que nos vamos a quedar con los brazos cruzados pretextando que solamente la Virgen puede encender la Llama de Amor.  Al contrario, nos vamos a esforzar por preparar el terreno a Nuestra Señora informando, enseñando, compartiendo, testimoniando acerca de la Llama de Amor.

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