TE ESCOGÍ PORQUE ERES MADRE

Isabel Kindelmann es ante todo una madre. Proviene de una familia numerosa. Fue muy probada por la pobreza, la enfermedad, la muerte de sus padres y de sus doce hermanos. Experimentó en alto grado lo que significa ser huérfana y sola. Su padre de origen protestante se convirtió a la Fe católica. Isabel fue una joven piadosa. Perteneció a la Tercera Orden del Carmelo, recibió el matrimonio como una gracia. Fue madre de seis hijos, perdió a su marido a los treinta y tres años; se quedó viuda y se consagró a sacar adelante a su familia en medio de grandes trabajos y sufrimientos. Solamente estudió hasta  cuarto grado de primaria. Trabajó como obrera en las fábricas. La Virgen le dijo a Isabel: “…escogí a una madre para trasmitir mis comunicaciones. Sólo una madre es capaz de sentir Conmigo”.  “Compenétrate de esta vocación a la cual fuiste elevada por tu sola dignidad de madre.

La dignidad maternal es a la vez una vocación saturada de sufrimientos y es ésta que yo comparto contigo” (DE 257). “Tú también eres madre de una familia numerosa. Conoces todas las penas y problemas de una familia a través de tus hijos. …Has tenido y tienes muchos dolores a causa de tus hijos. Soportar todo esto es meritorio para ti y para cualquier madre de familia”(DE132).  “Solamente una madre es capaz de compartir verdaderamente Conmigo mis dolores. Yo ciertamente soy Madre Dolorosa, ¡sufro tanto a causa de las almas que se pierden! Tengo dolores que me torturan, cuando miro el sufrimiento de mi Santo Hijo.

No te ahorres ninguna fatiga, sé tú mi eterna compañera para ayudarme a llevar mis sufrimientos. Esto es lo que te pido a ti” (DE133). Es la Virgen la que escoge a Isabel para entregarle la Llama de Amor.   La razón de esta escogencia es que Isabel, aunque indigna, en cierta medida se ha hecho merecedora de esta vocación por su fidelidad y humildad en aceptar los sufrimientos propios de su maternidad.  La Virgen le hace ver cuánto le agrada el empeño y la perseverancia que ha puesto en sacar adelante a su familia.  “…no eres presumida. Es por eso que me incliné a ti. Yo, la Madre de la misericordia, la más excelente de mis gracias la confié a ti: entregar mi Llama de Amor a los demás”. El hecho de que Isabel sea madre de familia numerosa le hace conocer “todas las penas y problemas de una familia. “Soportar todo esto es meritorio para ti y para cualquier madre de familia” (DE132-133).  Con estas palabras la Virgen nos enseña que ser madre es una vocación que Dios da a la mujer invitándola a participar en la obra redentora de su Santo Hijo, y que se trata de una vocación “saturada de sufrimientos” (DE257).  A pesar de que la familia de Isabel vivía una práctica católica tradicional la Virgen le dice: “Hay muchas familias en tu país como la tuya: muy frías.

A éstas y a las demás quiero llenarlas de calor con la Llama de mi Corazón. Veo que tú lo comprendes mucho porque vives tú también la misma realidad. Por eso sientes Conmigo, te angustias conmigo” (DE133). La gracia de la Llama de Amor va dirigida a las familias y en especial a las madres. Es una llamada que María les hace para que asuman su maternidad en unión íntima con la Virgen Dolorosa.  En este mundo moderno en que vivimos, ateo, laicista, indiferente a los designios divinos, nos cuesta muchísimo entender la visión cristiana de la familia.  Cada “feminismo” ha ofrecido su propio modelo de “mujer”, de “madre”, de “familia”, de “matrimonio”. La divina Revelación va a la raíz del problema del hombre y de la mujer y nos dice que causa del fracaso del ser humano es “el pecado”, el rechazo al Plan de Dios. La mujer cristiana, la familia cristiana, tiene que ir contracorriente. Eso significa mucho sufrimiento porque el mundo, el demonio y la carne se confabulan para imponer sus criterios por todos los medios. El mensaje de la Virgen a las mujeres y especialmente a las madres es verdaderamente revolucionario:  “con mi Llama de Amor quiero reavivar otra vez el amor en los hogares, quiero mantener unidas a las familias en peligro de dispersarse. Que sean ustedes las más numerosas posibles porque así muchas almas se unirán a mi Llama de Amor. ¡Ayúdenme, ya que sólo de ustedes depende que esta Llama se encienda!” (DE89) “Confía ya por fin en mi poder maternal con el cual cegaré a Satanás y liberaré al mundo de la condenación” (DE204).

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