CARTA No.327: ¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS AMAMOS TANTO A LA VIRGEN MARÍA?
Julián, de Phoenix, Arizona, USA, dice: Hola, Padre, yo soy protestante pero leo sus escritos sobre la Llama de Amor. Sin ánimo de faltarle al respeto le digo que no comprendo por qué los católicos aman tanto a María, la madre de Jesús. Es una mujer como cualquier otra, sometida a la Biblia (Rom 5,12) que dice que en Adán todos pecamos y además sometida a la muerte que es el pago del pecado.
Respuesta: Cuando la mente y el corazón del bautizado en Cristo se han forjado dentro de la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia su Fe llega a la madurez. Es una fe plena, completa. Se llama “fe católica. Es la fe de los Apóstoles que nos ha sido transmitida de generación en generación y custodiada por el cuidado de los Papas y de los Obispos. Quien se ha formado solamente en el estudio personal y grupal de la Biblia, su Fe recibida en el bautismo, carece de la plenitud de contenido que dan la ayuda del Magisterio y Tradición de la Iglesia. La tradición protestante en la que te has formado no te ha aportado la vivencia de la fe desde las generaciones apostólicas ni la autoridad del Magisterio. Jesús dijo a los Apóstoles (y a sus sucesores) :”El que a vosotros escucha, a mí me escucha, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y el que a mí me rechaza, rechaza al que me envió” (Lc 10,16).
Los hermanos en la fe que han seguido a los llamados “Reformadores” protestantes (Martín Lutero, Juan Calvino…) se han visto privados de los puntos de referencia fundamentales para la integridad de la Fe: la Tradición y el Magisterio. San Ignacio de Antioquía decía que solamente es verdadero cristiano el que “tiene una Fe católica”. Esto lo dijo ya hace más de mil ochocientos años. Los cristianos católicos romanos y los hermanos que pertenecen a las Iglesias ortodoxas profesamos un amor y respeto extraordinario a María la Madre de Jesús porque ella es “Madre de Dios”. No es una mujer como cualquier otra. Su condición de Madre del Salvador la coloca en un plano muy diferente. Sin dejar de ser una mujer como cualquier otra, porque es totalmente humana, el hecho de haber sido escogida por Dios para engendrar la humanidad santísima de Jesucristo la relaciona de una manera única con el Padre – Hijo – Espíritu Santo (la Santísima Trinidad). La reflexión teológica de las Iglesia católica y ortodoxas nos enseña que sería totalmente inadmisible que la Madre de Dios hubiera sido tocada por el pecado original y por la muerte.
El Demonio pudiera decirle a Jesús: de alguna manera estás bajo mi poder porque tu madre nació en pecado. Si la muerte es el pago del pecado María debería haberse hecho polvo en el sepulcro. La Iglesia nos enseña que María no padeció la corrupción del sepulcro sino que fue asunta en cuerpo y alma a los Cielos. La Tradición (con T mayúscula) nos dice que María es Virgen antes, en el parto y después del parto. Católicos y ortodoxos no interpretamos la Biblia de manera literal. Hay otros elementos que nos dicen que María no tuvo más hijo que Jesús. Esto es totalmente inconcebible para quien se apoya solamente en el texto de la Biblia. Quienes no han sido educados en el amor a María desde niños experimentan muchas dificultades para acercarse a Ella como a su madre espiritual. Es algo emocional, psicológico. Peor aún si los catequistas inoculan rechazo a María en el alma de los niños es muy difícil que lleguen a amarla espontáneamente. Los católicos no somos “mariólatras”, no adoramos a María. Esto sería “idolatría”. Amamos a la Virgen María com el amor que la Iglesia le profesa. Ese amor lo aprendimos de Jesús que sin duda alguna ha amado a su Madre más que cualquier otra persona en el mundo. Lo más importante es que María nos ama, y ya sea que la amemos o no, Ella siempre estará a nuestro lado intercediendo por nuestra salvación.