CARTA No.298: SAN JOSÉ Y LA LLAMA DE AMOR
El Señor José, de Lima, Perú, pregunta: ¿Qué papel desempeña San José en la devoción a la Llama de Amor?
Respuesta: El 4 de octubre de 1962 María Santísima habla de San José a Isabel. La Virgen la anima a sobrepasar los sentimientos de miedo e inseguridad que la agobian ante la gran responsabilidad que experimenta frente a la gracia de la Llama de Amor. Isabel se siente sola, una gran incertidumbre la agobia. Dios le pide que ponga en marcha la expansión de esta gracia extraordinaria.
El 12 de Julio Jesús le reclama: “Ves, todavía no han hecho casi nada. La Llama de Amor de mi Madre no se pone todavía en marcha”. Isabel siente en su corazón el ardiente deseo de que la Llama sea conocida pero no encuentra el camino: Le dice a Jesús: “¡Cuánto sufro yo también porque no se ha hecho todavía nada ¡todo el día he luchado contra mi presunción!”. Jesús le responde: “Tu presunción te entretiene, hijita mía, te observo con tristeza, ¿hasta cuándo dura esto así?. ¡Tanto, pero tanto me duele!”.
El 14 de Julio Jesús le reclama de nuevo: “¿Hasta cuándo me hacen esperar hijita mía?. ¿Cuándo podré abrazarles a todos sobre mi Corazón? Mi paciencia no tiene límites. Tanto bien he prometido ya sólo para atraerles a Mí. Ustedes, sin embargo, son tan insensibles para conmigo”.
El 30 de Julio le dice Jesús: “Yo sólo estoy quejándome, mi pequeña hija Carmelita. ¡Cuánto duele a mi Sagrado Corazón ver tantas almas indiferentes! …El amor desbordante de mi Corazón no recibe respuesta de parte de las almas. Ámame todavía más, hijita mía, abrázame más estrechamente a tu corazón. Ofréceme tu alma sacrificada y sírveme sólo a Mí con profunda sumisión”.
Por otro lado, el Maligno la ataca fuertemente para confundirla, quitarle la paz e impedir que la Llama de Dios se extienda. En el alma de Isabel hay un tremendo combate. La Santísima Virgen le dice: “¡Mírenme ya y sírvanse de la ayuda de mi intercesión! Quiero y tengo poder para ayudar. ¡Ojalá viera ya su buena voluntad y su industrioso ponerse en marcha! ¡No lo demoren por más tiempo! Demasiado tiempo desperdician ya. El Maligno trabaja con mucho mayor éxito y empeño que ustedes. ¡Tanto me duele esto!”. Isabel necesita ayuda.
El 4 de octubre la Virgen le dice: “Recuerda que te dije, hay que partir por el camino oscuro, lodoso, bullicioso y penoso de Belén para buscar hospedaje para mi Llama de Amor. Tú vienes conmigo, mi hija Carmelita y con San José. La Llama de Amor de mi corazón busca hospedaje. Toma toda la congoja y amor de mi Corazón maternal, con las que Yo también, humillada y en oscura inseguridad, buscaba hospedaje en compañía de San José. Ahora tú también tienes que partir por este camino silenciosamente, sin una palabra de queja o lamentación, humillada, incomprendida, exhausta. Yo sé, esto es difícil. Pero contigo está tu Redentor. A mí también esto me dio fuerza. San José te acompaña, ¡acude a Él! Él es bondadoso, ¡pídele su eficaz patrocinio!”.
En estos textos vemos con claridad cuánto sufren el Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María por la indiferencia e indolencia de los corazones humanos ante sus muestras de amor. Jesús y María se quejan con dolor. porque en vez de escuchar su voz, las almas escuchan la voz de Satanás y se hunden en la muerte espiritual. El papel de San José es buscar hospedaje para la Llama de Amor en los corazones. Así como acompañó a la Virgen en el “camino oscuro, lodoso, bullicioso y penoso de Belén, nos acompaña en este apostolado difícil de expandir, la Llama de Amor. La Madre de Dios nos remite a San José: “¡Acude a Él! dice a cada uno de los que hemos sido llamados por María a ayudarle a encender ese incendio de la humanidad por su Llama de Amor. Efectivamente José es Patrono de la Iglesia Uinversal y como tal tiene un poder extraordinario de intercesión para obtener las gracias que necesitamos. Las letanías de San José dicen que es el “terror de los demonios”. Los cristianos católicos estamos llamados a unirnos total y decididamente a la Virgen María en su vocación de Madre de la Iglesia. La Llama de Amor ha de llegar a los ortodoxos, a los protestantes, a todos los bautizados sin distinción. Ha de llegar a todos los que no conocen a Cristo ni lo aceptan como a su Dios, Señor y Salvador. En ese proceso San José tiene particular importancia porque como Jefe de la Sagrada Familia es el que mejor puede interceder por nosotros para que los hogares sean liberados de la opresión satánica.