CARTA No.181: Quisiera hablarles hoy queridos hermanos del inmenso poder que tiene la oración Para reconstruir a las personas y a las familias destrozadas por la acción de los espíritus malignos.
La gracia de la Llama de Amor ha sido dada al mundo moderno como remedio a los males que los demonios están provocando sobre los hogares y sobre la humanidad entera. La estrategia de los espíritus malignos consiste en penetrar gradualmente en la mente, en el corazón, en la memoria, de los niños. Desde que estamos en el seno materno somos en mayor o menor grado afectados por su acción. Las semillas que los espíritus malignos “siembran” en las nuevas generaciones ya desde el seno materno y la infancia, darán malos frutos con el correr de los años. Las consecuencias del pecado original se van transmitiendo de generación en generación por la herencia psicobiológica. Venimos al mundo heredando de nuestros ancestros no solamente la carga genética, sino también la carga espiritual. No solamente somos influenciados por el contexto social en que nacemos, sino sobre todo por la contextura “carnal” (Gal 5,17-21) que hemos recibido de las generaciones anteriores. El pecado ha herido de tal manera a cada generación de seres humanos que muchas de estas influencias espirituales negativas se transmiten de padres a hijos. Detrás de estas heridas está el poder de Satanás en mayor o menor grado. No es lo mismo nacer en una familia que de generación en generación ha vivido intensamente la fe en Jesucristo que nacer en una familia que ha transmitido a sus miembros el ateísmo, o ha vivido inmersa en los vicios.
Jesús y María nos dicen en el Diario Espiritual que cada familia debe convertirse en un santuario. Con esta expresión nos están llamando a reconstruir nuestras familias heridas por el pecado. Meditemos la comunicación del 17 de enero de 1964. Jesús dice a Isabel que la Llama de Amor fue dada “para las familias” por la intercesión de la su Madre. Se trata de una “gran efusión de gracias con que ahora quiere inundar la Tierra”. La Virgen quiere que cada familia sea un santuario, “un lugar maravilloso donde en unión con nosotros Ella obre sus milagros en el fondo de los corazones. Ella quiere cegar a Satanás que quiere reinar en las familias. “Desde el santuario familiar tienen que partir ustedes para la vida, para las luchas difíciles de la vida”. El efecto de gracia nos va a enseñar a combatir desde el fondo de los corazones las tendencias carnales, los pecados y sus consecuencias. El mundo demoníaco está integrado por demonios muy poderosos que tienen bajo su poder espíritus malignos de menor rango y fuerza. La Virgen dice que cuando Satanás es cegado los espíritus inferiores quedan paralizados. Entre los demonios que atacan a las familias encontramos a Belcebú y Leviatán que promueven la violencia división, separación odios, rencores, pleitos. Asmodeo el el demonio de la lujuria, provoca los desordenes en la sexualidad. Baal es el dios del dinero, gobierna los corazones ambiciosos de poder económico y al mismo tiempo lleva la ruina a las familias.
Astarté y Astarot son demonios de esoterismo. Arrastran a la magia y hechicería a sus adeptos. Y así podríamos nombrar a muchos más. Los hechiceros invocan a estos espíritus malignos en contra de las personas y de las familias para dañarlas. Todas las personas y todas las familias son en mayor o menor grado atacadas. ¿Cuál es la defensa de los hogares para salir indemnes de estos ataques? Vivir intensamente la fe. De manera especial la oración intensa que ciega los ojos de las cabezas diabólicas. Es imposible que una persona y una familia que no oran, salgan libradas de los tremendos daños que provocan los demonios. La gracia de la Llama de Amor viene a abrir los ojos a los padres de familia para que comprendan lo que sucede en el interior de sus hogares. La raíz de los conflictos en el matrimonio y el hogar va más allá de los psicológico, del mal carácter. Es indispensable para salvar a las familias que los padres pongan en marcha el programa de la Virgen María: la oración en familia del Rosario de la Llama de Amor que ciega a los demonios. Que lleven adelante el uso de la jaculatoria para renovar el alma de los hogares. Esta perseverancia en la oración, en la Palabra de Dios, en los Sacramentos, en la penitencia logra que el poder de las tinieblas se derrumbe y una nueva familia transformada nazca de las ruinas.