CARTA No.139: Celina de California sigue preguntando.
“Todo lo que Ud. dice sobre la acción diabólica a mí me da mucho miedo. Todo el tiempo pasan en la televisión películas y programas en los que sale el Demonio y los espíritus malignos. Eso crea en mí mucha confusión y sobre todo miedo. Como católica ¿ qué puedo hacer para verme libre de ese mundo horrible?
Respuesta: Tiene Ud. mucha razón. Ese “mundo de las tinieblas” da miedo sobre todo cuando es presentado o explicado por los medios de comunicación. Detrás de esas películas y series de terror, programas sobre espiritismo, ocultismo, brujería, satanismo, etc. hay una “manipulación” interesada. Los promotores de esos programas tienen un objetivo: ganar dinero. A ellos no les interesa la verdad. Explotan las tendencias subconscientes morbosas del ser humano para suscitar interés en este tipo de espectáculos y así tener audiencia y ganar dinero. Esos audiovisuales son producidos por personas que no tienen el sentido cristiano del problema del mal. Lo enfocan desde un punto de vista equivocado. El mensaje que transmiten está totalmente distorsionado. Nos presentan ese mundo de las tinieblas como un reino poderoso, autosuficiente, independiente y rival de Dios. A menudo Satanás es presentado como un dios más poderoso que el dios tradicional que nuestra cultura nos ha heredado. Toda esa falsedad crea en los espectadores miedo, angustia, intranquilidad y sobre todo vulnerabilidad ante la verdadera acción del Maligno. Como católicos, nuestra defensa está en
instruirnos adecuadamente.
Hay que estudiar la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. ¿Qué nos dicen las Sagradas Escrituras y la Tradición? El Credo proclama que solamente hay un Dios verdadero, creador de cielos y tierra, de todo lo visible y lo invisible. Bastaría esto para darnos paz. Ese mundo invisible que nos rodea, en el cual estamos inmersos, es obra de ese Dios único, que nos ama infinitamente. No existe un Satanás rival de Dios. El Demonio y los demonios son simples criaturas totalmente dependientes del Creador y sin ningún poder autónomo. Los que llamamos demonios son espíritus (ángeles) que voluntariamente por soberbia no quisieron participar en el Plan divino. Ellos odian a Dios, a los otros ángeles que permanecieron fieles, y a nosotros los humanos que somos imágenes del Creador. Nosotros no tenemos nada que temer de ese mundo de las tinieblas si permanecemos fieles al Plan del Creador. Dios nos ama infinitamente y Él nunca permitiría jamás que ese mundo nos hiciera daño, con una condición: que no abramos nuestro corazón a la voz del Maligno. Sin embargo vemos que ese mundo de las tinieblas nos ataca, nos hiere, nos ofende, nos esclaviza, nos arrastra a la Muerte. Ese aparente poder de Satanás es fruto del pecado de Adán y de los nuestros. Todos sus descendientes estamos heridos pero Dios no nos dejó bajo el poder del Demonio.
Nos dio a su Hijo Jesucristo quien por su muerte en la cruz destruyó la obra de Satanás. Para ser libres del poder aparente del mundo de las tinieblas necesitamos volvernos a Jesucristo, creer en Él, aceptarlo en nuestra vida como el único y verdadero Señor de todo cuando existe. Cristo es nuestra fuerza, nuestro “poder”, nuestra seguridad y serenidad, nuestra esperanza contra el reino de las tinieblas que nos atacará constantemente hasta el último día de nuestra vida. La verdad nos hará libres del miedo. Con Jesucristo somos más poderosos que los espíritus malignos. Éstos se someten a nosotros cuando invocamos el Nombre de Jesús y huyen de su Luz. La gracia de la Llama de Amor viene a dar a las familias el gran instrumento que las hará libres de la acción diabólica. No importa que temporalmente el Demonio tenga influencia sobre nosotros a causa de los pecados que hemos cometido. Al arrepentirnos, al renunciar al pecado, al hacer penitencia y volvernos hacia Jesús como nuestro Señor y Salvador, ese falso poder se desmorona y adquirimos la verdadera libertad. Es importantísimo que proclamemos la verdad de Cristo para que los hombres puedan romper las cadenas que el Maligno ha echado sobre la humanidad. La gracia de la Llama de Amor debe llegar a todos los seres humanos y de manera especial a los padres de familia para que puedan proteger y liberar su matrimonio y a sus hijos del poder de las tinieblas.