CARTA No.115: ¿De dónde viene el “Cenáculo de la Llama de Amor” que hacemos?
Francisca, de Colombia, dice: He leído el Diario pero no encuentro el “Cenáculo” en sus páginas. ¿De dónde viene el “Cenáculo de la Llama de Amor” que hacemos?
Respuesta. La palabra Cenáculo se emplea como sinónimo de grupo de oración. Este término no se encuentra en el Diario. Algunos movimientos llaman “cenáculos” a sus grupos de oración, haciendo referencia al local en donde se efectuó la Última Cena y vino el Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Tratemos de encontrar en el Diario pistas que nos permitan comprender el sentido del “Cenáculo de la Llama de Amor” que nos propone el Movimiento. Hay que decir que la Virgen no nos habla de “cenáculo de oración”. En el Diario la Virgen pide que los jueves y viernes se haga la “Hora Santa de Reparación en Familia” (DE 13-4-1962).
Ella dice: “Esta hora que pasarán en familia haciendo reparación, comiéncenla con lectura espiritual y continúen con el rezo del Santo Rosario u otras oraciones en un ambiente lleno de recogimiento y fervor. Háganlo por lo menos entre dos o tres porque donde dos o tres se reúnen allí está mi Hijo. Al comenzar santígüense cinco veces y mientras lo hacen ofrézcanse por medio de las Llagas de mi Santo Hijo al Eterno Padre. Hagan lo mismo al terminar”. Los jueves y viernes deben ser considerados como grandes días de gracia. “Durante las horas de reparación el poder de Satanás se debilita en la medida en que los reparadores suplican por los pecadores” (DE 20-9-1962).
Esta hora santa de reparación tiene efecto sobre los difuntos de la familia; acompañada del ayuno estricto del lunes, consigue que el alma del recién fallecido salga pronto del purgatorio (DE 24-9-1963).
Un segundo instrumento dado por María Santísima es la “Santa velada nocturna”. En cada parroquia debe organizarse por parte del párroco la “Santa velada nocturna”. Se trata de una oración de vigilia unida a los “méritos de mi Santo Hijo” dice la Virgen. “Es mi petición que la santa velada nocturna, por la cual quiero salvar a las almas de los moribundos, la organicen de tal manera en cada parroquia que ¡ningún minuto se quede sin que alguien haga oración de vigilia! Este es el instrumento que pongo en sus manos. Por medio de él salvan ustedes las almas de los moribundos de la condenación eterna. De la luz de mi Llama de Amor Satanás quedará ciego” (DE 9-7-1965).
La Virgen pide a Isabel que comunique a su confesor las indicaciones de “cómo hacer la oración de vigilia unida a los méritos de Jesús. En el Diario no aparecen estas indicaciones. Parece que esta vigilia debe ser organizada de tal manera que a lo largo de la noche las personas se comprometan a hacer, desde su casa, un tiempo de adoración reparadora pidiendo por la salvación de los moribundos. Una tercera petición de la Virgen es que en cada parroquia se “organicen urgentemente las comunidades de oración reparadora”. “Bendíganse unos a otros con la señal de la Cruz” (¡También a los extraños!) (DE 1-1-1981).
La Señal de la Cruz ciega y expulsa a Satanás. No hay indicaciones de cómo se deben organizar estas “comunidades de oración reparadora”. ¿Por qué entonces tenemos el llamado Cenáculo de oración de la Llama de Amor, si no aparece en el Diario, ni la Virgen lo pide? La respuesta es que se necesita para la expansión de la Llama de Amor un instrumento práctico que nos ayude a orar juntos y nos permita ir conociendo el mensaje. Por ese motivo se elaboró esa guía que facilite tanto a las familias como a los grupos la oración en común. Esta guía del Cenáculo tiene como elemento principal el Santo Rosario; en cada ave María se agrega la jaculatoria. También se lee y comenta un párrafo del Diario. Es aconsejable que formemos grupos o cenáculos con familiares, amigos, vecinos e invitados para ir dando a conocer el mensaje, la devoción y el instrumento de la Llama de Amor.
Es de notar que la Virgen María no nos da un reglamento que debamos seguir al pie de la letra en las reuniones que Ella pide o propone. En su sabiduría, la Madre de Dios nos deja en santa libertad. Cada familia tiene sus circunstancias. Los padres de familia deben organizar de tal modo la vida de oración de su hogar que se vayan logrando los objetivos que Nuestra Señora persigue. Lo esencial es que en la familia de aprenda a orar, especialmente los niños. Recordemos que cuando la familia se integra en la vida parroquial y se vuelve miembro activo de la misma, hay múltiples oportunidades de “crecimiento espiritual”. La familia y la parroquia deben armonizarse para que en vez de haber competencia, haya comunión y unidad de propósitos.