CARTA No.12: El Inmaculado Corazón de la Madre de la Iglesia
Queridos hermanos: El Corazón de Jesús y el de María son esencialmente inseparables. Madre e Hijo lo son en el Plan de Dios desde toda la eternidad. En el ciclo de Fátima-Pontevedra-Tuy-Rianjo se manifiesta la voluntad del Hijo de dar al mundo las gracias de los últimos tiempos por medio del Corazón Inmaculado de su Madre. La Paz del mundo y la salvación de la humanidad ante las amenazas diabólicas de la guerra vendrán por la Devoción a su Inmaculado Corazón, especialmente por el instrumento del Rosario. Esa es la voluntad del Hijo y por lo tanto de la Trinidad Santísima. La Iglesia primitiva comprendió de manera luminosa la vocación de María Santísima en el plan de la Historia de la Salvación. Los pasajes de la Anunciación, del nacimiento encierran la vocación de María Madre de Cristo y de la Iglesia. San Lucas por dos veces menciona su Corazón (Lc 2,19 y 51). En el pasaje de la presentación del Niño en el Templo de Jerusalén (Lc 2,35) la Iglesia nos presenta a María que lleva en su alma los sufrimientos de la pasión de su Hijo en favor de toda la humanidad. En la visita de los Magos de Oriente y en la huida a Egipto y en su retiro a Nazaret el Corazón de la Madre lleva los gozos y los sufrimientos de la Iglesia perseguida. Caná nos la presenta como la todopoderosa suplicante que adelanta la Hora del Hijo.
Esas “Bodas” se realizan en la Cruz del Calvario en donde la Iglesia la recibe como a su Madre. En Pentecostés el Espíritu Santo desciende sobre la “hija Iglesia” por la intercesión de la Madre que protege la Fe tambaleante de los primeros discípulos. Desde siempre la Iglesia ha amado el Corazón de la Madre que guarda en su alma y medita los misterios de la vida del Hijo. Esta devoción al Inmaculado Corazón recorre toda la historia de la Iglesia y en nuestros días se revela con todo su esplendor en las diversas apariciones de Nuestra Señora. Especialmente Fátima y Medjugorje están poniendo al alcance de los humildes el Misterio de su Inmaculado Corazón. La Paz y la Salvación (que es Cristo) vendrán al mundo cuando un número significativo de hombres y mujeres acojan a María Santísima y le rindan el amor y el honor que el Hijo exige que se le tribute a su Madre. Todo es gracia. Aquí se inserta la Devoción a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María. No es una devoción simplemente orante sino que es la “devoción combatiente” que complementa el sentido de la aparición del 13 de Julio de 1917 en donde el causante de toda la desgracia del hombre es señalado: Satanás, creador del Infierno.
De nada sirve tomar conciencia de la existencia del infierno si no tenemos los instrumentos para combatir y vencer al Demonio. La Virgen nos da la respuesta: la devoción y la consagración de la humanidad a su Inmaculado Corazón. Esa devoción se expresa prácticamente en el instrumento de la Llama de Amor que ciega a Satanás y obtiene para toda la
humanidad el “efecto de gracia”. La lucha está planteada. Rusia no es más que un símbolo de la acción diabólica sobre el mundo. El objetivo de Satanás es el ateísmo: que todos los pueblos rechacen a Cristo como a su Salvador. Como siempre Dios vence al Demonio con los medios más sencillos y débiles: la oración, y en este caso, la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”. Para vencer a Satanás hay que invocar a la humilde “Esclava del Señor”. El Demonio no resiste la humildad de la Madre de Jesucristo. Si queremos que las familias se renueven, que la Iglesia se purifique y transforme y que la humanidad se salve hay que encender en todas las familias la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María.