CARTA No.240: Fernando de San José, Costa Rica, pregunta:
¿Qué es la ceguera espiritual?
Respuesta: Sabemos qué es la ceguera física. Nuestros ojos son incapaces de ver la realidad que nos rodea. Nos quedamos en total oscuridad. En el Evangelio tenemos varios pasajes en los que Jesús devuelve la vista ciegos (Mt 12,22; 20, 29-34; Jn 9,1-7) y se presenta a sí mismo como la luz del mundo. En Mt 12,22 se trata de un endemoniado “ciego y mudo”. Jesús lo libera y este gran gesto de poder es mal interpretado. Entre los espectadores unos ven en Jesús al Hijo de David. Otros, los fariseos acusan a Jesus de estar en pacto con el Diablo: dicen “Éste no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios”. Aquí tenemos un ejemplo clarísimo de ceguera espiritual. Los enemigos de Jesús ven los milagros pero son incapaces de aceptar que Jesús es el Mesías. En los relatos del Evangelio constantemente nos encontramos con la lucha entre la luz y las tinieblas, sobre todo en San Juan. Los humildes de corazón inmediatamente captan que Jesús es el mesías, el enviado de Dios. El ciego de nacimiento que ha recuperado la vista se postra ante Jesús y lo adora (Jn 9,38). Los sacerdotes del Templo y los fariseos rechazan a Jesús. En este precioso pasaje del ciego de nacimiento (Jn 9 1-41) vemos de manera palpable cómo los fariseos enemigos de Jesús están empecinados en su ceguera.
El colmo de esta actitud la encontramos en la reacción de los principales sacerdotes y los fariseos ante el grandioso milagro de la resurrección de Lázaro (Jn 11,45-53). “¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchos milagros. Si le dejamos así, todos creerán en él”. …”desde aquel día acordaron matarle”. Jesús los llama ciegos y guías de ciegos (Mt l5,14; 23,26;Lc 6,39). ¿Quién está detrás de esa ceguera? Satanás que ciega el corazón y la inteligencia. Jesús les dice: “Vuestro padre el Diablo” (Jn 8,44). Únicamente podemos ser liberados de este dominio del Demonio sobre nuestras facultades cuando acogemos en nuestro corazón a Jesús: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). El ataque fundamental de Satanás contra cada hombre consiste en producir en su corazón la ceguera espiritual. Tratará de llevarlo al desconocimiento de Jesucristo, a la ignorancia de su Persona, a la confusión. La ceguera que Satanás produce en nuestras facultades se refiere especialmente a todo lo que tenga relación con la fe. Así tenemos que el corazón se endurece o se enfría contra la oración, la lectura de la Palabra de Dios, contra la Iglesia. El Demonio lleva a la inteligencia a pensamientos (filosofía) que llevan a negar la existencia de Dios -ateísmo-, agnosticismo, racionalismo, materialismo, etc. El corazón humano es corrompido porque al negar el Señorío de Dios sobre sus criaturas viene la ceguera de las emociones y éstas se desbocan. El primer capítulo de Romanos describe este oscurecimiento del corazón.
La ceguera emocional e intelectual llevan al ser humano a ser víctima de sus pasiones más degradante. El hombre y la mujer pierden el sentido de su propia dignidad y se despeñan en las aberraciones sexuales más degradantes hasta llegar a lo más bajo: la bestialidad. La raíz de toda ceguera espiritual está en la soberbia demoníaca o Satánica en la que el hombre quiere ser su propio dios. A partir de allí todas las aberraciones son posibles. Se trata de la autoidolatría en la que nos sentimos dueños del bien y del mal. Es bueno lo que yo decida que es bueno, es malo lo que a mí me parece malo. La ceguera y sordera espiritual son la característica del mundo de hoy. Jesús nos dejó su Paz. La autoidolaría lo que trae es la guerra, la autodestrucción, el caos, el total desorden en que el mundo de hoy se debate hasta que llegue a su destrucción. Los cristianos estamos llamados a ser la luz del mundo. A iluminar a los ciegos dándoles a conocer a Jesucristo. La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María es el camino de la transformación de este mundo. Detrás del caos está la oscuridad de Satanás. El efecto de gracia de María Santísima ciega al Demonio y rompe la ceguera espiritual que él produce en aquellos que se le entregan. Cuando las familias acojan la Llama de Amor las escamas que el Demonio pone se caerán de los ojos y podremos ver la auténtica realidad. La Llama de Amor es Jesucristo Luz del mundo. En la medida en que la propaguemos el reino de Satanás caerá derrotado, dice la Virgen.