CARTA No.234 Guandolfo, de Guatemala, pregunta: 

El hecho de que no podamos llamar a la familia “santuario” no impide que vivamos intensamente la devoción a la Llama de Amor en nuestro hogar. Llegará un momento en que todos en la familia se volverán arrepentidos de corazón hacia Jesús y recibirán de Él su gracia. El poder de la jaculatoria es tan grande que termina por cegar a Satanás y expulsarlo del hogar.

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