CARTA No.229: Ian, de ciudad México dice: soy homosexual. Me siento atraído hacia personas de mi mismo sexo.

Soy católico, de familia católica practicante. Estoy bien instruido en la fe. Sé que la homosexualidad es pecado. Lucho contra estas tendencias y para mí es algo que me hace sufrir. ¿En qué me puede ayudar la Llama de Amor? 

En el Diario Espiritual no se menciona explícitamente ni la homosexualidad en cuanto tendencia ni en cuanto actos. Las tendencias afectivas hacia personas del mismo sexo no están fuera del rango de las otras tendencias que nos pueden llevar a apartarnos de la Ley de Dios. Tanto esfuerzo tiene que hacer para ser fiel a Dios aquel que tiene la tendencia al adulterio, como el que se siente impulsado a apropiarse de los bienes del prójimo, como el que se siente obsesionado por el alcohol, como el que está tentado por el odio implacable hacia el enemigo.  Lo importante en la vida de todo ser humano es “entrar en la Vida Eterna”. La fidelidad a la Ley de Dios, a su divina Voluntad, es lo único que debe contar para nosotros los cristianos. Creo que se ha dado una importancia exagerada, exacerbada, sacada de toda sensatez a la condición de aquellas personas que se sienten atraídas hacia el mismo sexo. Todos los seres humanos estamos tentados de manera extraordinaria por algo que se aparta de los designios divinos. El hombre casado que se siente atraído por la bella vecina que noche a noche trata de seducirlo se puede sentir obsesionado por la tentación de adulterio. 

En este caso la fidelidad a los preceptos divinos se convierte en una virtud heroica. Sin duda alguna este esposo tentado deberá recurrir a los auxilios que el Señor le ofrece por medio de la Iglesia (oración, sacramentos, penitencia, huida de las ocasiones,…etc.).  La gracia de la Llama de Amor en primer lugar ilumina nuestra inteligencia para que vayamos a la Palabra de Dios a encontrar la luz que clarifica nuestra conciencia. Tanto en el Antiguo Testamento como en los escritos de San Pablo encontramos que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo nos impiden la entrada en el Reino de los Cielos. En Romanos 1, 21-27 el Apóstol nos dice que cuando una persona se aleja de Dios y cae en la idolatría de sí mismo despreciando al Creador cae en la debilidad moral. No tiene la fuerza divina para vencer las tentaciones, especialmente las poderosas tendencias sexuales que arrastran a las aberraciones. La solución que da el mensaje de la Llama de Amor no solamente para la homosexualidad sino para todo lo que sea tentación, es la de someterse al Señorío de Jesús.

El alcohólico o el drogadicto que siente el poder del cuerpo ansioso por satisfacer su tendencia encuentra en Jesucristo la gracia que rompe sus cadenas. En la experiencia de los exorcistas encontramos que los espíritus malignos están detrás de todas las tendencias pecaminosas. Satanás impulsa por todos los medios las debilidades de los seres humanos. La Llama de Amor es dada a las personas, a las familias, a la Iglesia y a la humanidad entera como el instrumento privilegiado de María Santísima para cegar a Satanás. A las personas agobiadas por las atracciones impuras la Virgen María les ofrece como fortísima defensa y medicina su Rosario con la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor”. Esta oración repetida constantemente libera el intelecto de las obsesiones y rompe las cadenas del corazón amenazado por los sentimientos exacerbados de la “carne”.  Las oraciones de liberación y los exorcismos pueden ayudar a muchas personas agobiadas por las tendencias homosexuales. La mejor manera de vencerlas es llevar una intensa vida de fe. La gracia de Dios rompe las cadenas satánicas que están detrás de la homosexualidad. Es una lástima que los promotores de la homosexualidad y las teorías de género no conozcan a Jesucristo. Pronto se acabarían sus problemas.

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