CARTA No.204: Juanita, de León, Nicaragua dice:
“Algo raro me está pasando. Cuando oro en grupo o en privado por algunas personas que tienen problemas comienzo a eructar y a vomitar; igualmente cuando oro por mi hija pequeña que está inquieta y no puede dormir, la unjo con aceite exorcizado, comienzo a eructar y la niña se queda en paz y duerme bien toda la noche. Cuando estoy cerca de ciertas personas experimento dolores en mis brazos, en la cabeza y se me vienen náuseas y ganas de vomitar tremendas y también eructos. ¿Qué significa eso?
Creo que el Señor está desarrollando en ti un carisma por medio del cual te conviertes en un instrumento de liberación para las personas por las que oras. Los espíritus inmundos y las almas que están en esas personas salen a través de ti por medio de eructos o de vómitos. Esto te sucede especialmente cuando participas en un grupo que hace oraciones de liberación. Del mismo modo, al estar cerca de personas afectadas por espíritus malignos tu cuerpo y tu alma reaccionan con dolores, náuseas y mareos. Es como un radar que detecta las presencias malignas. Te servirá mucho para orar por los miembros de tu propia familia . Conozco a varias hermanas y hermanos que tienen este carisma o carismas parecidos y complementarios. Unas ven a las almas de los difuntos que están dentro de las personas y las escuchan. Otras ven a los demonios, los oyen hablar, saben sus nombres, ven en qué parte del cuerpo están. En algunas personas hablan los demonios y las almas a través de ellas cuando se están haciendo oraciones de liberación. Los exorcistas encuentran mucha ayuda de parte de estos hermanos a quienes el Señor les ha dado estos dones.
Estos carismas y otros que no menciono, son complementarios y sirven muchísimo cuando se está orando por personas que están afectadas por espíritus malignos. Es importante formar parte de un grupo asesorado por un sacerdote que pueda verificar el desarrollo de estos carismas que deben ser probados y certificados ya que también pudieran ser consecuencias de prácticas espiritistas y mágicas en las generaciones anteriores. La realidad es que los seres humanos estamos espiritualmente unidos unos con otros y nos influimos mutuamente de manera positiva o de manera negativa. Cuando llevamos una vida de santidad, en unión íntima con Dios contribuimos a que el ambiente en que vivimos sea espiritualmente sano, luminoso, positivo, lleno de paz. Se siente la presencia de Dios en una familia que vive en gracia. Cuando vivimos en pecado el ambiente se torna oscuro, pesado, negativo, propenso a los conflictos, a la desunión, a la amargura. Hay personas que nacen con algunos “poderes”, especialmente el de comunicarse con los difuntos. Son los llamados mediums. Aunque en este terreno hay mucha charlatanería y engaño es un hecho que hay personas que tienen esa sensibilidad de captar el mundo de los espíritus que nos rodea.
Los discípulos de Cristo sabemos que debemos renunciar a toda búsqueda de conocimiento del futuro, adivinación, contacto con los difuntos porque eso además que está prohibido taxativamente por la Palabra de Dios, es sumamente peligroso ya que abre puertas a la posesión diabólica y detiene todo crecimiento en Cristo. Cuando Dios da un verdadero carisma éste se somete totalmente a la Ley de Dios y al discernimiento y obediencia de la Iglesia. Hay personas que con estas facultades mediúmnicas se convierten en espiritistas, adivinos, “psíquicos” (muchos de ellos estafadores y charlatanes), “autodenominados exorcistas”, curanderos, etc. y se meten así en un camino de confusión espiritual. La Llama de Amor nos lleva a edificar el Santuario familiar, es decir, un lugar en donde la Virgen María pueda hacer sus milagros, sus maravillas. No es incompatible con la Llama de Amor que estos carismas legítimos se den y sirvan en el proceso de ayuda a las personas. Si realmente estos dones producen los frutos de liberación y santidad de vida, son regalos del Señor.