CARTA No.194: Sigo tratando el tema de lo oculto y de las almas, tratando de responder a las preguntas anteriores.

El objetivo del efecto de gracia de la Llama de Amor es convertir las familias en “santuarios” donde reine Jesucristo, el Rey de la Paz. En aquellas familias donde todos los miembros se ponen de acuerdo para vivir como discípulos de Cristo, el Espíritu Santo actúa con libertad. El hogar se va transformando. Poco a poco los corazones se van convirtiendo y van dando frutos: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, mansedumbre, fe, fidelidad, modestia, continencia, castidad. Allí donde reinan los espíritus malignos, se produce el caos. Los frutos de Satanás son totalmente opuestos a los del Espíritu Santo. Para vivir en Cristo es indispensable renunciar a todas las prácticas esotéricas, confesar esos pecados y dejarse liberar por Cristo. No puede haber paz y felicidad allí donde reina el pecado en cualquiera de sus formas. Todo pecado lleva la marca de Satanás. Los padres de familia deben ser los guías que conduzcan a sus hijos en ese camino del combate espiritual contra el reino de las tinieblas. Papá y mamá deben aprender a discernir la influencia del mundo oculto sobre sus propias personas y las de sus hijos, y si es necesario deben buscar ayuda en las personas apropiadas. Los sacerdotes deberían ser los mejores consejeros. Jamás se debe ir a buscar la solución de los problemas diabólicos donde hechiceros.

La libertad espiritual, la paz y la felicidad del hogar cristiano son frutos de un combate victorioso contra el Maligno y sus servidores. No hay paz sin lucha, sin dolor y sin victoria. Hay personas que después de haber practicado esoterismo (brujería, adivinación, etc.) quieren ser liberados de la noche a la mañana de las cadenas adquiridas, sin lucha y sin sufrimientos. Esto no es posible. En la realidad la liberación viene lentamente y con dolor. La Virgen María en el Diario Espiritual promete que “Ella cegará a Satanás”. Esta victoria del Inmaculado Corazón responde a nuestra docilidad por llevar adelante sus urgentes peticiones: “Nuestra Madre Santísima pide suplicando que le dejemos ya derramar cuanto antes la efusión de gracias de su Llama de Amor sobre la humanidad. No lo impidamos porque esto depende también de nosotros” (DE 12-4-1981). En cada familia y en cada miembro se debe derramar el efecto de gracia. Cada persona debe renunciar a toda práctica esotérica, a todo recurso a adivinos, hechiceros, santeros., espiritistas, etc. Los que han practicado estas supersticiones deben ser ayudados con oraciones de liberación para que se rompan las ataduras y cadenas diabólicas que siempre llevan aquellos que recurren al mundo oculto.

No todas las perturbaciones o fenómenos espirituales o paranormales que experimentamos son producidas por espíritus malignos. Está el mundo de las almas que se mueven dentro del plan de Dios. El Señor permite a ciertas almas de difuntos entrar en contacto con los vivos casi siempre para obtener o dar ayuda. También está la acción de los hechiceros que con los poderes diabólicos pueden someter las almas del purgatorio del nivel más bajo y enviarlas a los vivos para dañarlos física, psíquica o moralmente. El campo de los maleficios es muy complejo. Mucha gente no cree en los maleficios o hechizos realizados por los llamados brujos. Otras personas creen demasiado en ellos y cometen el error de atribuir sus males y enfermedades a la acción de los hechiceros. En este terreno hay que ser muy prudentes y no dar crédito a ninguno de los extremos. Las familias necesitan recurrir a la ayuda del sacerdote para pasar adelante de este problema. Sin embargo el éxito está siempre en la oración intensa, práctica sacramental, el ayuno, el auxilio de los sacramentales. Con la Llama de Amor iremos aprendiendo a luchar contra este confuso mundo diabólico. Las familias deben volverse sinceramente a Jesucristo para salir victoriosas.

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