CARTA No.148: La tercera parte de esta pregunta se refiere al Demonio.
Los tres enemigos de nuestra salvación: mundo, carne y Demonio.
Respuesta: Ya hemos hablado en numerosos comentarios sobre el Demonio, este misterio de la fe que en el Diario de Isabel Kindelmann ocupa tanto lugar. Es un tema importantísimo para la Iglesia y el mundo de hoy. Sobre todo para las familias. El mensaje de la Virgen es claro: Satanás quiere destruir a las familias. Debemos saber cómo vencerlo. La Virgen nos enseña cómo hacerlo. Necesitamos conocer la Palabra de Dios para iluminar y completar las enseñanzas que Jesús y María nos dan en el Diario Espiritual. Es sorprendente que Jesús le diga a Isabel: “Puse tu alma y tu cuerpo bajo el pleno dominio del príncipe de las tinieblas, para que hiciera contigo lo que quisiera. Que aprovechara de toda oportunidad y te pusiera a prueba. Puse a su disposición todos los instrumentos para hacerte vacilar, para que vea con quién tiene que verse: con un alma de quien tomó posesión la Santísima Trinidad. Tuvo que reconocer que un alma así sabe vivir, morir y sufrir y se conforma plenamente con mi Santa Divina Voluntad.” (DE 10-6-1965). Le tenemos miedo a Satanás porque nos imaginamos que el Demonio es todopoderoso y que de por sí tiene autoridad sobre nosotros. En el Diario Espiritual vemos que no es así. Satanás depende totalmente de la voluntad de Jesucristo. ¿Por qué entonces nos ataca? Porque Jesucristo así lo quiere o lo permite. ¿Para qué? Para probarnos. ¿Con qué finalidad? Para que le demostremos nuestro amor y logremos así méritos para la vida eterna.
Es necesario que conozcamos bien las estrategias y procedimientos que el enemigo de nuestra salvación emplea para arrastrarnos fuera de Jesucristo. Sin embargo lo más importante no es conocer al Demonio sino conocer a Jesús. Para conocer bien al Demonio es necesario conocer bien a Jesucristo. ¿Dónde encontramos sentido a la existencia de Satanás? Ciertamente en los Evangelios porque allí vemos cómo Jesús lo derrota al expulsarlo de los posesos y al sanar a los enfermos. En las epístolas porque allí los escritores sagrados completan las enseñanzas del Evangelio y nos dan los consejos para defendernos de su malicia. Hay un libro grandioso llamado el Apocalipsis en donde se proclama el triunfo final de Jesucristo sobre Satanás y su mundo de tinieblas. Allí se presenta a Jesús como el que tiene les llaves de la Muerte y del Abismo (Ap 1,18), como el Cordero que vence a la Bestia y a los reyes de este mundo “éstos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es Señor de Señores y Rey de Reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles” (Ap 17,14-15). Todos los enemigos de Jesús: el Dragón, el Anticristo, la Bestia, los dominadores de este mundo y sus seguidores han sido vencidos por Cristo en la cruz del calvario. El Apocalipsis celebra gloriosamente este triunfo definitivo de Jesucristo y de la Iglesia sobre Satanás y su mundo. Por toda la eternidad los enemigos de Jesús serán lanzados al lago de fuego porque rechazaron la misericordia de Dios. No podrán entrar en la Jerusalén celeste.
Jesucristo es el Señor de cielos y tierra. Participamos en el combate y en la victoria de Jesucristo. El Apocalipsis renueva en nosotros la Esperanza de la Vida Eterna dándonos ánimos para luchar junto con Jesucristo contra todas las amenazas y ataques del Maligno. El combate doloroso de Isabel Kindelmann contra el desalmado opresor tiene un final feliz: la victoria. Jesucristo derrota a Satanás en Isabel y ella es premiada con la gloria eterna. Los padres de familia al leer el Diario deben sacar ánimo y fortaleza. Su misión está llena de alegrías pero también colmada de sufrimientos, privaciones, dolores y opresiones del alma y del cuerpo que tienen su origen en la malicia de Satanás. Que frente a tantos momentos difíciles los padres y madres vuelvan sus ojos hacia Jesús que en la cruz del calvario se cubrió de gloria derrotando para siempre al Demonio. Por un breve tiempo Satanás tiene poder sobre los hombres, pero lo pierde cuando nos entregamos totalmente a Jesucristo por la fe. El mensaje de la Llama de Amor es un llamado fortísimo a las familias para que recuperen la confianza en la Iglesia. Jesús y la Iglesia son inseparables. La victoria de Cristo es la victoria de la Iglesia. La Iglesia somos todos los que hemos aceptado a Jesucristo en nuestras vidas y lo seguimos poniendo en práctica sus palabras. El Diario de ninguna manera es derrotista; al contrario, su mensaje nos llena de fortaleza y Esperanza. El Inmaculado Corazón de María (Ap 12) triunfará.