CARTA No.140: Cecilia de Carolina del Norte, USA, dice:
“Estoy leyendo el Diario Espiritual; estoy leyendo los párrafos que caen bajo la fecha 1 de Agosto de 1962. Aquí se habla de que el Demonio se alejó de Isabel como ́si a tientas un ciego se hubiera alejado de ella ́ y que después Isabel sintió su alma tan liviana como nunca la había sentido en su vida. Se habla de cómo cegar a Satanás y de los efectos de esta ceguera sobre el mundo. ¿Es eso el efecto de la Llama de Amor?
Respuesta: Esos párrafos del 1 de Agosto de 1962 son muy importantes para comprender la gracia de la Llama de Amor. Se habla de las dos horas de vela de adoración nocturna que la Virgen nos pide. Isabel lleva en su alma “angustia” producida por la presencia del Maligno. Ha de ser horrible sentir a nuestro lado al Demonio. De repente siente que Satanás se va de su lado como un ciego que camina a tientas. Su alma queda en una paz tan grande como nunca la había sentido en su vida. Seguidamente dice: “tuve la sensación como de que de mi cuerpo se hubiera alejado, dejando sola mi alma y yo como pura alma hubiera estado arrodillada totalmente aniquilada. Sentí como que mi alma estuviera cubierta de trapos toscamente cosidos como los que llevan los mendigos”. Más adelante dice: “(La Virgen) me permitió sentir de una manera maravillosa los efectos de gracia de su Llama de Amor que ahora no sólo yo sentía, sino todas las almas del país”. Se va de su lado el Demonio, cegado por la Llama de Amor, e Isabel experimenta una paz maravillosa en su alma. Siente que el Maligno se aleja de su cuerpo y que su alma queda libre de una tremenda opresión. También experimenta la sensación de la miseria de su alma, “como que estuviera cubierta de trapos toscamente cosidos como los que llevan los mendigos”. Dos cosas super importantes: Alma y cuerpo.
El Demonio produce en el alma de Isabel una “gran angustia” a través de su cuerpo. Siente como que su alma está cubierta de los harapos de un mendigo. Nuestros sentidos (oídos, ojos, nariz, boca, el sistema nervioso, la piel entera, etc.) son los instrumentos de los cuales Satanás y los suyos se sirven para influir en nuestra alma y quitarle la paz. A través de los sentidos nos “tienta” el Demonio, nos oprime, nos confunde, nos atormenta. Él no puede poseer el alma directamente. Sí puede influir indirectamente sobre nuestra alma, sobre sus potencias: inteligencia, voluntad y memoria. Puede poseer el cuerpo. La gracia de la Llama de Amor al cegar al Demonio le impide actuar y el alma se ve liberada de ese tormento. Aquí desempeña un papel importantísimo el DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL para darnos cuenta de la acción diabólica. Una cosa es nuestra voluntad y otra las ilusiones que el Demonio nos pone en la inteligencia, en la memoria, en la fantasía, en la sensibilidad, en el corazón para hacernos creer que son nuestras. Él es el maestro del engaño. Por ejemplo: sentimos que estamos enamorados de una persona y en realidad es una fantasía diabólica. Experimentamos sentimientos de odio, rencor, violencia, ira, repugnancia, contra alguien, y en realidad eso no viene de nosotros.
Es una ilusión provocada por los espíritus malignos. Nos sentimos muy a gusto en el pecado (p.ej. en el adulterio) y decimos “estoy bien”, cuando se trata de un engaño del Demonio. Podemos poner miles de ejemplos. Infinidad de cosas no vienen de nosotros, no son producidas genuinamente por nuestra voluntad, sino que son “influencias” diabólicas. Aquí desempeña su gran acción defensora el efecto de gracia de la Llama de Amor. Al utilizar el instrumento Satanás queda ciego y descubrimos el fraude. Muy frecuentemente se da el caso en los falsos enamoramientos: con el tiempo se descubre que en realidad no había verdadero amor sino que era “una ilusión”. Infinidad de matrimonios se destruyen, infinidad de personas toman caminos equivocados, cantidad de personas fracasan en la vida, millones de niños se corrompen porque son confundidos por las ilusiones que a través de los sentidos internos y externos provocan los espíritus malignos. El Don de la Llama de Amor es una “escuela de discernimiento” porque al vivir en íntima relación con el Inmaculado Corazón de María, el alma va aprendiendo a distinguir lo que viene de Dios y lo que viene del Demonio. Esta gracia por un lado ilumina los ojos del alma y por el otro ciega los ojos de Satanás. La más peligrosa ilusión diabólica consiste en creer que “haciendo lo que nos da la gana” estamos en lo correcto. En realidad es un engaño. La felicidad no viene de hacer nuestra “gana”, sino en hacer la voluntad de Dios.