CARTA No.90: ¿Cómo podemos entonces defendernos del Demonio, si es tan poderoso?
Cecilia de Lima, Perú dice: ¿Cómo podemos entonces defendernos del Demonio, si es tan poderoso?
Respuesta: El Diario Espiritual nos da muchas enseñanzas que debemos tener en cuenta para combatir la acción diabólica en nuestra propia persona, en la familia, en la sociedad que nos rodea y en el mundo entero. De hecho estos medios ya están dados en el Evangelio y en la enseñanza de los Apóstoles. El Diario Espiritual no nos dice nada nuevo, lo que hace es recordárnoslos y urgirnos para que los pongamos en práctica. Debemos tener en cuenta de algo muy importante: no estamos frente a un enemigo material que viene a nosotros con las armas humanas. San Pablo nos dice: “Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire. Por eso, tomen las armas de Dios, para que puedan resistir en el día funesto, y manténganse firmes después de haber vencido todo” (Ef 6:12–13). ¿Cuáles son las armas de Dios? En primer lugar debemos tomar conciencia de que somos atacados por el maligno y que debemos defendernos. El enemigo viene por nuestra alma.
Hay que “ponerse en pie” (Ef 6,14) como el soldado que va a luchar. Hay gente que se queda sentada o echada. Lógicamente el enemigo la esclaviza. Isabel siente, capta la presencia de Satanás. Se vuelve con humildad hacia el Señor y le pide su ayuda. “Siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu” (Ef 6,17). La humildad nos permite orar y echar mano de todos los medios que el Señor nos da a través de la Iglesia para poder vencer en este combate. La humildad derrota a Satanás. Cuando no se ora el Demonio nos vence. Isabel es una mujer humilde y llena de fe. Ella cree firmemente en Jesucristo. Es necesario embrazar “siempre el escudo de la fe, para que puedan apagar con él todos los encendidos dardos del maligno” (Ef 6,15). Quien no tiene una fe viva, quien no pone en práctica las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia, pierde la batalla. San Pablo pide que nos ciñamos con la verdad y nos revistamos de la justicia como coraza. La Verdad es Jesucristo, ceñirse con la verdad significa que nos amarremos a Cristo como al único que nos puede salvar; la justicia es la voluntad de llevar una vida santa.
Eso es lo que hace Isabel. Ella escucha la palabra de Jesús y la pone en práctica; su corazón está lleno del deseo de llevar una vida según Cristo. El Señor le pide muchos sacrificios, entre ellos el ayuno. “Estos demonios solamente se vencen con oración y ayuno” (Mr 9,29; Mt 17,21). Debemos colocarnos el casco que nos salva de los golpes del enemigo. Protege nuestra cabeza. Ese yelmo es Jesucristo, su gracia, su poder y su manera de pensar. Hay que tomar de corazón la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. No podemos luchar solos contra el ejército de espíritus malignos que nos atacan por eso
SanPablo dice: “velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos” calzados los pies con el celo por el Evangelio de la Paz. Es toda la comunidad cristiana la que tiene tomar en cuenta el combate espiritual. Todos estamos unidos en Cristo y todos debemos orar unos por otros apoyándonos para vencer al maligno. El talón de Aquiles en la Iglesia es la ignorancia del “combate espiritual”. Cuando niños se nos enseña el catecismo y algunos pasajes de la Biblia, se nos habla de los Sacramentos, especialmente de la confirmación, confesión y eucaristía; cuando adultos se nos habla del matrimonio, pero no se nos enseña a discernir la presencia y acción del enemigo, a utilizar las armas, a combatirlo y a vencerlo.
Ese es el papel del mensaje de la Llama de Amor para la Iglesia en estos momentos de gran crisis de fe. La pastoral de la Iglesia debe cambiar desde la raíz porque Jesucristo vino especialmente a “destruir las obras del Diablo” (1Jn 3,8). No hay lugar inaccesible para Satanás nos dice la Virgen por eso como un ejército en orden de combate debemos estar vigilando y orando con el Inmaculado Corazón de María para no dejarnos sorprender. Satanás trabaja con gran eficacia y nosotros estamos dormidos nos reprocha María. Nuestro trabajo como servidores de la Llama de Amor es de trascendental importancia porque la Iglesia está bajo asedio, hoy más que nunca, en todos los frentes y especialmente en el frente de la familia. Los padres de familia son los elementos más importantes para ganar este combate. Es a ellos que debe orientarse la pastoral entera. Si los padres de familia saben discernir la acción del enemigo en su casa y lo saben enfrentar con la Llama de Amor, las nuevas generaciones de Cristianos serán verdaderos soldados de Jesucristo. Los tiempos que vienen serán muy duros, difíciles y dolorosos si la Iglesia no está preparada para el combate. Si los generales huyen, el ejército se dispersa y se pierde la guerra.