CARTA No.56: No entiendo bien el pasaje del 24 de septiembre de 1963 en el que Jesús le habla a Isabel de los racimos de uva pisados.

La señora Pepita, de Bogotá, Colombia dice: No entiendo bien el pasaje del 24 de septiembre de 1962 en el que Jesús le habla a Isabel de los racimos de uva pisados.

Respuesta: En este pasaje el Señor le dice a Isabel algo que nos atañe a todos: “Tu carácter violento seguirá, pero de esta mala naturaleza tuya – si te sometes a mi Mano divina – Yo haré una obra de arte. Sólo abandónate a Mí igual que los racimos de uva pisados, que se transformarán en vino y de éste será mi Sangre Santísima”. Parece que Isabel Kindelmann tenía lo que llamamos “un carácter fuerte” o “mal carácter”. Jesús le dice: “Tu carácter violento seguirá, pero de esta mala naturaleza tuya…Yo haré una obra de arte”. La vida de esta Sierva de Dios estuvo marcada desde su más tierna infancia por el dolor. Huérfana, la muerte de todos sus hermanitos, la vida en las calles sobreviviendo contra la miseria, luchando todo el tiempo contra las adversidades seguramente la marcaron. Parece que su carácter no era precisamente “suave, dulce”. Jesús dice: “carácter violento”, “mala naturaleza”. El Señor le pide que “luche” contra ese mal carácter. Que renuncie a esta “mala naturaleza”. Si se somete a su “mano divina” Jesús la santificará.

Las uvas pisadas se transforman en vino, que se transubstanciará más tarde en la Sangre Santísima. Igualmente los granos de trigo se deben primero moler para convertirse en harina de la que fabricarán las hostias que se convertirán en el Cuerpo de Cristo. El Evangelio nos dice que el Reino de Dios sufre violencia y que solamente aquellos que renuncian a sus malas tendencias (el pecado) entrarán. Jesús le dice: “Para el amor no existe un imposible”. Todos, como Isabel Kindelmann, tenemos defectos o malas tendencias. Si examinamos la vida de los santos nos damos cuenta de que también ellos las tenían y de que con la gracia de Dios pudieron vencerlas. Jesús hará una obra de arte con esas malas tendencias de Isabel: la hará santa. La gran enseñanza que nos da este pasaje del Diario Espiritual consiste en que la gracia de la Llama de Amor nos lleva a emprender una lucha a muerte contra las tentaciones que nos asedian constantemente. Cuando San Pablo se quejaba a Dios por las malas tendencias que lo agobiaban, el Señor le respondió: “Te basta mi gracia que mi fuerza se realiza en la flaqueza” (2 Cor 12,9).

No creamos que la gracia de la Llama de Amor nos va a liberar del combate espiritual contra la concupiscencia o malos deseos. No es sin un doloroso combate que la familia se va transformando en el “santuario” que María desea. Lo que Jesús nos pide es el esfuerzo amoroso para ir renunciando a muchas cosas que nos gustan y que en el fondo provienen de la “mala naturaleza”. San Pablo en la epístola segunda a los corintios nos habla de que en las comunidades cristianas debemos luchar contra las “discordias, envidias, iras, ambiciones, calumnias, murmuraciones, insolencias, desórdenes…actos de impureza, fornicación y libertinaje” (2 Cor 12,9-20). Estas son las obras de la carne impulsadas por la acción de los espíritus malignos. La gracia de la Llama de Amor nos es dada precisamente para combatir y cegar a Satanás. En este pasaje del Diario Espiritual vemos que Isabel Kindelmann llegó a la santidad heroica venciendo sus malas tendencias. Todos nosotros debemos aprovechar las malas tendencias que heredamos del pecado original para llegar a la santidad. ¿Qué méritos tendríamos si no tuviéramos que luchar contra el pecado?

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