CARTA No.54 :¿Cómo ciega la Llama de Amor a los Demonios? ¿No tiene Ud. un ejemplo o una experiencia que nos pueda contar?
La Sra. Luisa, de Panamá, pregunta:¿Cómo ciega la Llama de Amor a los Demonios? ¿No tiene Ud. un ejemplo o una
experiencia que nos pueda contar? En mi país abunda la brujería, la hechicería, los maleficios.
Respuesta: No sólo en Panamá abunda el recurso a la brujería y a los maleficios. Es una plaga espantosa que agobia prácticamente a todos los países del mundo. Los bautizados en Cristo tenemos delante un reto formidable: desenmascarar ese terrible engaño de Satanás y combatir de plano estas prácticas. El reino de las tinieblas se presenta como una solución a los problemas de los seres humanos. Les hace creer que el demonio da la felicidad, la salud, el dinero, el poder político, etc. a quienes se lo piden. Infinidad de gente ingenua de todos los estratos sociales va donde los adivinos, santeros, magos, hechiceros, brujos, indios hechiceros, macumberos, etc. etc. para obtener beneficios. ¡Pobrecitos! Además de que los estafan y esclavizan económicamente los brujos los someten al poder de los espíritus malignos. No solamente no ganan nada, sino que salen enfermos del alma y maldecidos hasta la tercera y cuarta generación. Peor aún cuando recurren a los hechiceros para dañar a otras personas con maleficios, esperando que los demonios produzcan a sus enemigos ruina económica, enfermedades y la misma muerte.
Todo esto se revierte para mal del que los encarga. El P. Amorth dice que la mayor parte de las posesiones diabólicas son productos de los “trabajos” que hacen los maleficieros o hechiceros. Solamente la falta de fe y la gran ignorancia de la Palabra de Dios (aún en gente universitaria e instruida) explica que se vaya a consultar adivinos y pedir favores a los llamados brujos. Creo que uno de los frutos más importantes de la Devoción a la Llama de Amor es la liberación que experimentan las familias respecto a las cadenas de la brujería. El Inmaculado Corazón de María ilumina la mente de aquellos que la invocan; les obtiene gracias de sabiduría que les permite entender la tremenda gravedad del pecado del esoterismo y de la magia. La Palabra de Dios es clara, taxativa, dura, contra aquellos que rinden culto a los demonios y recurren a ellos para obtener beneficios. Son muy numerosos los textos bíblicos que deberíamos estudiar y meditar para no caer en esta gran tentación (Dt 18,9-12; Ex 20,5; 22,18; 1 Sam 15,23; Mi 5,12; Is 8,19; 2Cr 33,6; Ez 13,23; etc.).
El fruto de las prácticas mágicas es el endurecimiento del corazón y el enceguecimiento del espíritu. La familia que se entrega a la Llama de Amor llega al arrepentimiento sincero de estas prácticas diabólicas, saca de su casa todos los signos esotéricos (Budas, mandalas, sábilas, ajos en ristra, herraduras, fetiches, libros de magia, etc.) y se pone bajo la protección de la Sangre de Cristo colocando el Crucifijo en el lugar de honor y consagrando su casa a los Sagrados Corazones. Muchas veces cuando repito la jaculatoria de la Llama de Amor he oído a los brujos y a los espíritus malignos decir: no veo, qué me pasa, me estoy quedando ciego, no puedo actuar…. Las palabras de la Virgen son exactas, aunque no veamos signos: los demonios se van quedando ciegos en la medida en que oramos el Rosario de la Llama de Amor o repetimos constantemente la jaculatoria. Hay personas que comienzan a vomitar, se sienten mareadas, les duele la cabeza, eructan y dan otros signos cuando oran el Rosario. Eso quiere decir que están afectadas por la acción de los espíritus malignos.
Personas que presumen de inteligentes se ríen de esta realidad porque nunca han tenido la experiencia; piensan que lo referente a los espíritus malignos es signo de ignorancia y superstición medieval. Les recomiendo que primero se instruyan antes de hablar. Las familias que por generaciones han vivido inmersas en las prácticas esotéricas o de magia cargan taras psíquicas, físicas y materiales que es muy difícil de erradicar. Aún rezando la Llama de Amor o sometiéndose a exorcismos u oraciones de liberación pueden pasar años para que sean liberadas. Son liberadas del pecado por el sacramento de la reconciliación, pero con frecuencia las consecuencias quedan como testimonio de Exodo 20,5: “castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación…” Esto es muy misterioso. Nos expresa la gravedad del pecado de la adivinación y de la magia. Es indispensable evangelizar a todos nuestros familiares para que nunca caigan en estas prácticas y si las han hecho, que renuncien a ellas y se arrepientan.