CARTA No.29: ¿Qué aporta la Devoción de la Llama de Amor a la Iglesia?
La Sra. Josefina de México pregunta: ¿Qué aporta la Devoción de la Llama de Amor a la Iglesia?
Respuesta/ Le agradezco su pregunta. Me da la oportunidad de tocar varios temas muy importantes para la comprensión de la gracia de la Llama de Amor. Los aportes de la Llama de Amor a la Iglesia en esta época de crisis son trascendentales, importantísimos. Comienzo por el que considero como el más importante de todos: la recuperación de lo esencial de la vida cristiana. “Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mc 8:34). Creo que una de las causas más importantes del fracaso matrimonial y familiar es que como cristianos hemos perdido el sentido del sufrimiento en el plan de Dios. La cultura actual, atea y materialista, ha llevado a la humanidad la idea de que vivimos sólo para este mundo y que la vida eterna no existe. Todo termina con la muerte. Más allá no hay nada. Igualmente que el hombre es dueño y señor de su existencia y que dispone a su antojo de su propio destino y de los bienes de este mundo.
La consecuencia de esta manera de pensar es que lo único que cuenta es el placer y que el dolor es algo nefasto, una desgracia que hay que evitar a toda costa. Llegamos así a considerar el dolor como un mal, como algo perjudicial, como una maldición. En la concepción cristiana de la vida el dolor no es un mal, el sufrimiento no es una desgracia destructora. La Cruz de Cristo, su humillación terrible, su fracaso aparente es el centro de la vida cristiana; es la Gloria de Dios, el Poder y la Sabiduría del Creador. Por sus llagas hemos sido salvados. Las enseñanzas del Diario Espiritual nos ayudan a redescubrir el formidable valor del dolor en la vida del discípulo de Cristo. Jesús y María enseñan a Isabel a valorar el sacrificio como un Don de Dios y no como una desgracia o una maldición. La vida entera de Isabel, tan llena de sufrimientos, es un signo que Dios nos da y que apunta a Jesucristo y Jesucristo crucificado.
Pensamos en Job, imagen de Jesús, en su humillación y en su glorificación. San Pedro nos dice: “alégrense en la medida en que participan en los sufrimientos de Cristo, para que también se alegren jubilosos en la revelación de su gloria” (1 P 4:13). Ser discípulo de Cristo implica llevar la cruz de cada día (Mc 8,34) y soportar los odios y persecuciones por causa del Nombre de Jesús (Mc 13, 9-13). Llevar la cruz de Cristo es la gloria del Cristiano. Fracasan las familias que no entienden el sentido de la cruz en la historia de su hogar. Creo que la aportación más importante y significativa de la Devoción a la Llama de Amor es que las familias redescubran el valor del sacrificio y acepten con amor el designio divino que hace participar a cada hogar en los sufrimientos redentores de Jesucristo.
Entonces los cónyuges tendrán la fuerza y la esperanza para sobrepasar las inevitables cruces que el matrimonio conlleva; para aceptar los sufrimientos que traen los hijos, para educarlos en la imitación de Cristo. Las familias cristianas están llamadas a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Cantidad de divorcios se dan porque los cónyuges van al matrimonio sin haber comprendido que la vida familiar es un camino de santificación para la vida eterna. Que en este camino los sufrimientos y renuncias de cada día no son una desgracia sino los peldaños que nos llevan al Cielo, es decir a la Salvación. En el Diario Espiritual Isabel Jesús da a Isabel un programa de vida en el que la Sierva de Dios aprende a sufrir con Cristo. La Llama de Amor ciega a Satanás porque el “efecto de gracia” emana del Corazón de Jesucristo crucificado.