LA LUCHA CONTRA SATANÁS EN EL INTERIOR DE LA FAMILIA

Para comprender la importancia actual de la gracia de la Llama de Amor es necesario meditar y contempla todos los días asiduamente la Pasión  de Jesús y su atroz muerte en el calvario. En nuestra ceguera y sordera espiritual no podemos entender la gravedad de nuestros pecados y sus terribles consecuencias: la condenación eterna al “infierno”. Dios nos amó hasta tal punto que para impedir que su Justicia Divina ejerciera su poder contra nosotros pecadores entregó a su propio Hijo a la muerte y muerte de cruz. No podemos imaginarnos siquiera en lo más mínimo lo que significan los sufrimientos de Jesús en su pasión y muerte. Tampoco podemos captar con nuestras pobres inteligencias lo que significa  la condenación eterna fruto del rechazo personal a Dios de parte de las almas. Si el Verbo de Dios se hizo carne y asumió los dolores de nuestra vida y permitió que los poderes infernales y humanos se confabularan para humillarlo hasta la muerte y muerte de cruz, el pecado y el infierno han de ser algo espantoso. Cristo se encarnó, vivió y murió voluntariamente con un sólo objetivo arrancar nuestras almas del poder de Satanás, para esta vida y para más allá de la muerte.

Su Redención destruyó la obra del Demonio y nos obtuvo la salvación. Pero si ya todo está consumado, ¿Para qué, por qué la Virgen María se empeña en obtener  para la Iglesia una gracia tan especial como es la Llama de Amor? Viéndolo bien, pareciera que no es necesaria. Ya su Hijo hizo toda la obra. Si el objetivo de la Llama de Amor es la salvación de las almas esta gracia “está de más”, ¡ya hemos sido salvados! ¿Vamos a considerar que la Virgen María se equivocó?  ¿O que se trata de una veleidad de la Madre Santísima de Dios que es el Trono de la Sabiduría? No osaríamos hacerle semejante ofensa. Ella ofrece al Padre Eterno las llagas de su Hijo y sus propios sufrimientos al pie de la cruz para obtener una gracia “nueva”, “extraordinaria”, “milagrosa”, “que no había sido dada antes” a la iglesia y a la humanidad con un objetivo “cegar a Satanás”. Su objetivo de Madre es la salvación de las almas de los pecadores que están en terrible ocasión de condenarse por toda la eternidad. La razón que la Virgen aduce es que en estos momentos actuales el Demonio está lanzando contra la Iglesia y la humanidad entera un ataque tan grave que no existe precedente en la historia del ser humano.

Según la Virgen son muchísimas las almas que se están condenando y para salvarlas Ella interviene con su Llama de Amor para arrancarlas de las manos de Satanás. Es necesario creer en las palabras de María. Basta abrir los ojos para darse cuenta de que Ella tiene razón, está diciendo la verdad. Debemos tomar conciencia de que la Virgen está dando un mensaje de extrema urgencia que nos obliga a todos los cristianos y en especial a los católicos a hacer un alto y a tomar decisiones importantes. De manera especialísima este mensaje es para las familias. “¡Satanás quiere reinar en las familias!”  Ella promete que vencerá al Demonio, pero nos llama a formar un ejército inmenso para luchar contra la rabia diabólica que está decidida a destruir la obra de Cristo: la Iglesia. Estamos en los últimos tiempos y de nosotros depende la victoria de María o nuestra derrota. La Virgen triunfará pero nosotros seremos derrotados si no nos unimos íntimamente a su propósito. “La gracia se derrama en grandiosa medida sobre el alma de todos los que participan en mi obra salvadora, ¡sólo que no demoren en cumplir nuestras peticiones”, dice Jesús (DE 20-11-1981).

Esa gracia tiene un objetivo: cegar a Satanás en el interior de cada familia. El primer deber de los padres  es creer en estas palabras. Las familias católicas deben cambiar su manera fría de vivir la Fe para asumir con responsabilidad ante las otras familias su vocación de testigos del Evangelio de Jesús. Si los padres de familia continúan indolentes, ciegos, sin tomar en sus manos el timón de su hogar, serán juzgados al final de sus días. La pérdida de las almas de sus hijos será su propia condenación porque ésta será el fruto de la pereza culpable ante las llamadas del Redentor. Cristo nos llama a todos sus discípulos a trabajar intensamente para evangelizar la propia familia. No podemos quedar con los brazos cruzados cuando los miembros del hogar están en manos de los espíritus infernales, nos dice el mensaje del Diario Espiritual. Tenemos el arma que ciega al enemigo. La Virgen nos pide que la usemos con valor y confianza porque Ella vencerá a Satanás en cada familia.  Esta victoria depende de nosotros, de que creamos en la eficacia de la gracia, de que la utilicemos. Dios que nos ha creado sin nosotros, no no salvará sin nuestra participación en ese proyecto de salvación. La Virgen es la portadora de ese mensaje; a nosotros corresponde escucharla y ponerlo en práctica.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *