LA TENTACIÓN DEL ESOTERISMO Y DE LA MAGIA
El objetivo de la gracia de la Llama de Amor es llevar las familias a la santidad, convertir los hogares en santuarios donde reine Jesucristo. El objetivo de Satanás es llegar a ser el rey y señor de las familias por medio de diversos engaños. En el seno de los hogares se da la tremenda lucha entre el mundo de la Luz y de las Tinieblas. Uno de los instrumentos más abominables que utiliza Satanás para convertirse en el amo y señor de los hogares es ofrecer el mundo de “lo oculto” como algo bueno y apetecible. Este mundo de los espíritus malignos es inmensamente grande, variado y confuso. Comprende infinidad de doctrinas y prácticas que se disfrazan con ropajes multicolores y engañosos pero que en realidad es simple y llanamente recurso a los poderes demoníacos.
El Demonio quiere reinar en el mundo y para eso suscita en el alma de sus víctimas el deseo de “poderes” y “conocimientos” (gnosis) ocultos, mágicos, misteriosos para lograr la propia “realización”. Hay personas que se sienten poderosísimamente atraídas por ese mundo. Tienen una verdadera “obsesión” por conocer “lo oculto” o por recurrir a las prácticas diabólicas para obtener beneficios. Eso ya es una acción diabólica. Ese reino falso ha sido destruido desde su raíz por la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo en el Plan de Dios será hasta el fin del mundo cuando Satanás y los suyos serán expuestos ante el escarnio de los siervos de Dios como los grandes perdedores y derrotados. Por ahora Satanás tiene un cierto grado de libertad para actuar tentando a los hijos de Dios.
El Señor lo permite para darnos la oportunidad de manifestarle nuestro amor y ganar así méritos para el reino de los cielos. La táctica de Satanás es remplazar a Cristo y obtener de los hombres la adoración que anhela. Tenemos aquí infinidad de grupos, sectas, religiones, movimientos, etc. que buscan de manera consciente o por ignorancia el “conocimiento” que dan los espíritus malignos. Por otro lado tenemos las “prácticas” (magia, brujería, hechichería, espiritismo, etc.) que buscan los favores o “falsos beneficios” que los demonios pretendidamente otorgan a quienes los invocan. La clave para saber si esos grupos y esas prácticas vienen de Dios consiste en averiguar si el centro de esa doctrina y de esas prácticas es el Jesucristo que la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia nos enseñan. El Demonio propone un Cristo falso para engañar. Mucha gente piensa que está haciendo bien porque los operadores del mal hablan de Jesús, de la Virgen y de los Santos.
Es una trampa en la que caen los que ignoran culpablemente la doctrina verdadera de la Fe. Cuando el nuevo pueblo de Israel, formado por una joven generación que no había vivido en el pagano Egipto, entra en la tierra prometida, Dios lo pone en guardia contra las prácticas idolátricas y mágicas de los pueblos cananeos (Dt 18, 9-14). Lo esotérico, lo mágico, la búsqueda de lo diabólico es una permanente tentación, tanto para el antiguo Israel como para nosotros hoy. La gracia de la Llama de Amor nos da una gran sensibilidad espiritual que nos lleva a rechazar hasta la sombra de lo diabólico. En muchas familias que se dicen católicas y cristianas hay rastros de esoterismo y de magia. Van donde brujos, santeros y curanderos para obtener salud o para dañar al prójimo con maleficios. Usan fetiches, símbolos mágicos, entierros de hechizos, etc.
Desde que son niños han convivido con estos elementos mágicos y los ven como algo “natural”. Todas esas prácticas y objetos son portadores de contaminación espiritual y no deben estar en las casas de los discípulos de Cristo (Ex 20,7; 37,23;Ez 20,8; 2Re 23,24). En ciertos países abundan las tradiciones paganas procedentes de las raíces indígenas o africanas (santería, vudú, cultos a diversas “deidades”, etc.). Los cristianos debemos ser luz del mundo y rechazar con lucidez estos signos culturales de la presencia del mundo de las tinieblas. Con frecuencia cuando se reza el rosario de la Llama de Amor los espíritus malignos se manifiestan en aquellas personas que son víctimas de su acción. Para liberar la familia de las consecuencias del recurso al mundo de lo oculto hay que ir poniendo en práctica las recomendaciones que nos da el Diario Espiritual.
La casa debe ser liberada de esas presencias maléficas si es necesario por medio de la intervención del sacerdote. A veces no es suficiente la bendición normal si no que se hace necesario practicar exorcismos. Debemos tener en cuenta que la devoción a la Llama de Amor es un instrumento que la Virgen nos da para expulsar a Satanás de los hogares. No podemos quedarnos con los brazos cruzados frente a un enemigo que día tras día avanza más y más arrastrando las almas ingenuas. Los padres de familia deben ser guardianes avisados para proteger a sus hijos de los engaños que los acechan. Desgraciadamente en las mismas escuelas y por internet, los niños son iniciados a los juegos mágicos y doctrinas esotéricas. Si los padres no los protegen, ¿quien los protegerá?