PARA VENCER AL DEMONIO PRIMERO HAY QUE TENER UNA FE VIVA

Cuando las personas se sienten afectadas de una u otra manera por la acción de los espíritus malignos, buscan que se le hagan “oraciones de liberación” o si no “exorcismos”. Los exorcismos y las oraciones de liberación pertenecen a la categoría de “sacramentales” que la Iglesia proporciona a los fieles para ayudarlos en su lucha contra el mundo demoníaco. Aquí es necesario instruirse con el Catecismo de la Iglesia Católica. Leamos los Nos. 1667 , 1671-1674.

Allí se nos dice que la Iglesia nos da ciertos objetos materiales (p.e. agua, aceite, sal, imágenes, escapularios, etc.) acciones (peregrinaciones, ayunos…) y fórmulas de oraciones (bendiciones, jaculatorias, exorcismos…) que son signos sagrados relacionados con los Sacramentos y son portadores de gracias divinas en la medida en que quien los recibe o emplea tenga una fe viva. Los exorcismos y oraciones de liberación nos ayudan en el combate espiritual. Sin embargo hay que tener muy en cuenta que ni los exorcismos ni las oraciones de liberación, ni el agua, aceite, sal exorcizados y benditos, etc pueden ser eficaces si NO VIVIMOS LA FE.

Para vencer al Demonio primero hay que tener una fe viva, vivir en gracia de Dios y emplear los medios comunes super eficaces como son los sacramentos de la confesión de los pecados, la comunión eucarística, la oración, el ayuno, las penitencias y sacrificios, la Palabra de Dios, el rechazo de las obras de las tinieblas (supersticiones, esoterismo, ocultismo…). Muchas personas no viven la fe como se debe y andan buscando afanosamente exorcismos y oraciones de liberación con muy pocos resultados. El proceso es al revés: vivir intensamente la fe y entonces los exorcismos y oraciones de liberación y sanidad interior surtirán efecto.

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