Sumergidos en la Llama de Amor de la Virgen María
El Hijo y la Madre están inseparablemente unidos. El Corazón de Jesús es la Llama divina, es el amor infinito del Padre y del Hijo; María es la Llama “humana”: es el amor de la Madre por el Hijo y por sus hijos espirituales que somos nosotros. La Llama del Hijo y la Llama de la Madre es una sola Llama, se funden. Por eso dice María: “La Llama de Amor de mi Inmaculado Corazon es mi Hijo Jesucristo”. Ella es Llama y su Hijo es Llama que se funden en una sola. Nosotros también estamos llamados a ser Llamas “sumergidas” en la Llama de Amor del Inmaculado Corazón. Todos los seres humanos estamos pues llamados a esa íntima unión con Dios para formar una sola cosa con Él. “Que todos sean uno como Tú Padre estás en Mí y Yo en Ti”. “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en Mí y Yo en él”. (Jn 6,55)
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