CARTA No.331: ¿DEBO VOLVER A MIS RAÍCES SEFARDITAS?

Sara, de Ciudad de México, dice: Hola Padre, descubrí hace poco que soy de origen judío, sefardita. Me encontré con un grupo de amigas que provienen de judíos convertidos al cristianismo. Ellas están en un movimiento de “regresa a tus raíces judías”. Me están invitando a que deje el cristianismo y que regrese al judaísmo. ¿Qué opina Ud. de esto? 

 Respuesta: Hola Sara, mil bendiciones para ti. Yo te diría que estudies el pensamiento de San Pablo, su vida, su conversión a Cristo, su entrega total a la expansión de la Fe en que Jesús es el Mesías de Israel. Estudia también la Epístola a los Hebreos. En San Pablo encontramos un amor profundísimo al pueblo judío. Él dice algo extremo en Romanos 9,3: “Pues desearía ser yo mismo maldito, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne”. Los Hechos de los Apóstoles nos relatan cómo Pablo era un judío fanático, un rabino fariseo, experto en la Ley. Llegó al extremo de perseguir a los discípulos de Cristo. Hasta participó en el martirio de San Esteban. Lo hacía de buena fe. Creía ciegamente en la Ley. Jesús se le apareció en el camino a Damasco. Allí Saulo se convirtió.

En Filipenses 3,7-12 dice: “Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hecho semejante a él en la muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos”. Pablo sufrió grandes persecuciones de parte de los judíos. Te recomiendo encarecidamente que leas con mucha atención los Hechos de los Apóstoles. San Pablo te iluminará. Es una gran tentación la que te acecha. Perder la Fe en Jesucristo y regresar a la antigua alianza es someterte a la Ley y buscar la salvación en las obras de la Ley y no en el sacrificio redentor de Jesús.

Los cristianos debemos amar profundamente y respetar al pueblo judío, pero con la lucidez que nos da el Espíritu Santo. No podemos cegarnos por el discurso judaizante. No se trata de antisemitismo. El verdadero amor se basa en la Verdad. Fuera de Jesucristo no hay salvación. Lee Hechos 4,7-12. El discurso de San Pedro frente a los príncipes de los judíos. “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hch 4,12). Te recomiendo además que leas el documento del Concilio Vaticano II: “Lumen Gentium”. Allí se explica que la Iglesia es el “Nuevo Pueblo de Dios”, el Pueblo de la Nueva Alianza. Especialmente te recomiendo el capítulo dos en el cual se explica cómo el Pueblo de Israel en el plan de Dios ha sido la preparación para la Iglesia, el Nuevo Pueblo de Dios. 

La historia nos dice que las autoridades supremas de Israel rechazaron a Jesús como Mesías. Desde entonces al pueblo judío se le impidió conocer a Jesús. Desde niños los judíos religiosos tienen la expresa prohibición de conocer a Jesús. Hay una total desinformación sobre Jesucristo. Los judíos no conocen a Jesús, por eso lo rechazan. Mi humilde consejo es que no escuches las voces de aquellas personas bien intencionadas que te dicen: regresa al judaísmo. Son personas ignorantes de la fe que sus ancestros aceptaron: Cristo Jesús. Por mucho amor que podamos tener por el pueblo de Israel, tan sufrido a los largo de los siglos por persecuciones injustas, no debemos regresar al judaísmo. Sería retroceder en el plan de Dios. Si tu familia se convirtió del judaísmo al cristianismo arráigate en el conocimiento de Cristo por el estudio de la Palabra de Dios, Antiguo y Nuevo Testamento, para que tengas conciencia de la gracia que Dios te dio: la Fe en Jesús, el Verdadero Mesías, Dios hecho carne que por nuestra salvación, con su sangre preciosa nos salvó de la muerte eterna y nos abrió a la Vida Eterna.

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