FIESTA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Mis queridos hermanos hoy estamos celebrando la fiesta del Inmaculado Corazón de María. Algunas personas preguntan por qué motivo es tan importante la devoción al Inmaculado Corazón y por qué se la asocia a los últimos tiempos. Igualmente por qué se dice que la Llama de Amor “es del Corazón Inmaculado de María”.
Respuesta: Vemos que en la liturgia la fiesta del Corazón de Jesús y la del Inmaculado Corazón de María van juntas, ésta última después de la otra. La intención es la de hacernos ver la íntima relación entre las dos devociones. En el Diario Espiritual de Isabel Kindelmann vemos cómo las palabras de Jesús y las de María están totalmente relacionadas. No es María el centro del Diario sino que es Jesús. De hecho quien mas se expresa es Jesús y las palabras de la Virgen solamente hacen eco a las del Señor. ¿Por qué la Iglesia insiste tanto en que los católicos tengamos devoción a María? ¿No bastaría con que se tuviera devoción a Jesús, que es el único Señor? ¿Por qué insistir tanto en María? Hay que decir que la Iglesia no insiste en que tengamos devoción a María Santísima. La Iglesia no inventa nada. Ni la devoción al Corazón de Jesús ni la devoción al Inmaculado Corazón de María son inventos ni de la jerarquía ni del pueblo de Dios.
Es el mismo Jesucristo quien ha pedido la fiesta en honor de su Corazón y la devoción al Corazón de su Madre. Son dos peticiones expresas la primera por medio de Santa Margarita María Alacoque en 1674 y la segunda por Sor Lucía de Fátima en 1925. Estos dos Corazones son en realidad un solo Corazón. El de María totalmente unido y supeditado al Corazón de su Hijo. Se trata de dos revelaciones del Misterio de Cristo. Dios en su infinita sabiduría y misericordia va revelando a lo largo de la historia de la Iglesia su plan de salvación para la humanidad caída. Las apariciones del Corazón de Jesús en Paray le Moniale (Francia) y las del Inmaculado Corazón en Fátima (Portugal)-Pontevedra (España) provienen de la voluntad de Dios.
La Iglesia al propagarlas no hace más que obedecer. Ambas devociones son en realidad una sola. Las dos caras de una misma moneda o medalla. El mensaje es el mismo: tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo para que el mundo no perezca. Se trata de la infinita misericordia de Dios que quiere salvar a los hombres del poder de Satanás que los arrastra “en tropel” a la condenación eterna. La Iglesia no insiste en María sino que obedece la voluntad del Hijo que quiere que el Corazón de su Madre se venerado en toda la Iglesia. A esta veneración al Corazón de María el Hijo ha supeditado la salvación de los pecadores y la Paz del mundo. La salvación del mundo depende por voluntad del Hijo de la devoción al Inmaculado Corazón de su Madre. Por ese motivo es tan importante que descubramos la persona de María en la historia de la salvación. Su importancia extraordinaria en la Iglesia y en la humanidad.
En el Diario Espiritual de Isabel Kindelmann este misterio está plenamente explicado. El mal en el mundo no es obra de la casualidad sino que es fruto de la acción del príncipe de este mundo, Satanás, en contra de la humanidad entera y en contra de cada ser humano. María desde los primeros pasos de la Revelación (Gn 3) hasta la culminación en la segunda venida de Cristo (Ap 12) es el instrumento privilegiado de Jesucristo para derrotar definitivamente al dragón infernal. La gracia de la Llama de Amor nos es dada para que tomemos conciencia de la terrible lucha que estamos soportando contra el Demonio. El mundo no se salvará si no reconoce a María Santísima como la Madre de Dios. El apostolado de la Llama de Amor es de suprema importancia en estos últimos tiempos. Los cristianos tienen que reconocer a María por lo que es. Madre auténtica, verdadera de Dios y Madre de la Iglesia. Aquella en la que el mismo Dios ha depositado todas las gracias para que los hombres reconozcan a Jesucristo como a su Señor y Salvador. Cuando propagamos la Llama de Amor estamos haciendo que el Reino de Jesucristo vaya avanzando hasta la victoria total. El Inmaculado Corazón de María triunfará en cada corazón y en toda la humanidad en la medida en que iluminemos los corazones de los seres humanos con la gracia de su Llama de Amor que es Jesucristo.