CARTA No.232: Irina, de Bolivia, dice:
Ud. habla mucho de que debemos utilizar la jaculatoria de la LLAMA DE AMOR como un instrumento de liberación. ¿Podría explicarme cómo hacerlo?
En realidad no soy yo quien digo que la jaculatoria ciega a Satanás. Es la Virgen la que lo dice. Cada uno de nosotros debe ir haciendo la experiencia del poder de la jaculatoria, tanto dentro del Rosario, como cuando la utilizamos en sí misma. Creo que es muy extensa la gama de circunstancias en las que la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor” puede ser usada. Yo personalmente voy descubriendo cada día cuán versátil, rico en posibilidades y poderoso es este instrumento que la Virgen nos ha dado para ayudarnos a crecer en Cristo. El primer uso es dentro del Rosario. Ya de por sí esta oración recitada individualmente y sobre todo recitada en familia tiene un efecto increíble. En familia protege de los ataques del maligno, atrae grandes y extraordinarias bendiciones, va sanando y liberando gradualmente de ataduras y cadenas que se dan en el interior del hogar, nos ayuda a ir conociendo mejor la vida de Nuestro Señor Jesucristo, etc. Si el Rosario se reza como es debido, con los textos bíblicos y una pequeña explicación de los mismos, con cantos, con intenciones, se convierte en una verdadera evangelización y catequización de los miembros del hogar. La familia experimenta la presencia de Nuestra Señora. El Rosario no puede ser un accesorio que podemos abandonar, dejar de lado, como algo secundario o anodino.
¡NO! El Rosario es un deber de Fe que la familia debe cumplir generosamente para manifestar a la Madre de Dios el amor que le tenemos y la adoración debida al Hijo. Hay que dar al Rosario la primacía en la oración familiar. “Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles”,dice el salmo 27,1. Aunque no la veamos la Madre va ejerciendo su ministerio de sanación y liberación. Fuera del Rosario la jaculatoria repetida suave y perseverantemente en el interior de la mente cuando tenemos tentaciones, sufrimos obsesiones, ataques de angustia, tristeza, miedo, desesperación, etc. produce el cegamiento de los espíritus malignos y trae la paz del corazón. Cuando oramos por otra persona, p.ej. el cónyuge, los hijos, etc. la jaculatoria hace maravillas. En muchas ocasiones basta repetirla suavemente, con fe, con unción, con humildad y los espíritus malignos van apareciendo y se van sometiendo. En la mayor parte de las veces no hay manifestaciones. Alabando a la Madre de Dios y pidiéndole que vaya expulsando esos demonios, Ella lo hace. Vemos cómo la persona comienza a eructar, a vomitar. Sin necesidad de hacer exorcismos o dar órdenes en contra de los espíritus malignos. Pedimos a la persona afectada que en voz alta renuncie al pecado, pida perdón a Dios, se arrepienta.
La jaculatoria va haciendo su trabajo. También cuando oramos, las almas que están afectando a las personas, son liberadas por la repetición de la jaculatoria. Como he dicho en otras ocasiones muchas de las penas que sentimos, angustias, ahogos, opresiones en el pecho o en otras partes del cuerpo, no son espíritus malignos. Son almas que se han ido a refugiar en nosotros para aliviar sus propios sufrimientos y nos hacen participar de sus dolores. Entonces debemos tener gran misericordia con esas almas y tratarlas con amor. No debemos confundirlas con demonios. Pedimos a la Virgen María que tenga compasión de ellas y que las alivie, que las lleve a los pies de su Hijo para que Jesús las perdone y las sane de sus sufrimientos. Las ponemos en manos de Jesús y las almas salen del cuerpo de la persona afectada y se van con el Señor. Esto es muy misterioso para nosotros pero debemos saberlo para ejercer con nuestros hermanos difuntos el amor misericordioso. También para que nosotros mismos llevemos una vida más santa y no tengamos que pasar grandes sufrimientos en el purgatorio. Al repetir la jaculatoria suavemente y con unción, confiando en la acción de la Virgen que está presente las almas van saliendo por la boca, en eructos o en vómitos o también sin dar ninguna señal visible. Es necesario que las familias vayan aprendiendo a orar con la Llama de Amor para que desde el interior de cada hogar se vaya dando el cegamiento de Satanás y la sanación interior del hogar.