CARTA No.206: Enriqueta, de Colón, Panamá, dice:

“Mi familia es un total desastre desde el punto de vista cristiano. Tenemos una historia de hechicería. Desde las generaciones anteriores, no sé desde cuándo. Soy afrodescendiente. Venimos de la esclavitud. Estamos habituados a recurrir a la brujería, a todas las formas de brujería. Somos cinco hijos y todos de distinto padre. Así también pasó con mis abuelas y bisabuelas. Encontré a Jesucristo pero llevo esa carga espiritual que me oprime. ¿Qué puedo hacer para verme libre y ayudar a mis familiares?

Respuesta: Yo creo que lo mejor que puedes hacer es darle gracias a Dios por tu familia. Así te la dio el Señor. Alaba y bendice al Padre Celestial porque no importa que tus ancestros y tus hermanos hayan vivido fuera de Cristo. El amor de Dios es infinitamente poderoso para salvarnos. Ama a tu familia, a los vivos y ayuda sobre todo a los difuntos. Ten la plena certeza de que para el Señor no hay nada imposible. Si tú hoy crees en Jesús esa Fe viva que llevas en el corazón será un baño de felicidad para los tuyos y para tus ancestros, muchos de los cuales estarán seguramente en el cielo y muchos estarán en el purgatorio. Conocer a Jesús es la más grande gracia que podemos recibir del Padre Celestial. Si tus ancestros no lo conocieron o lo conocieron mal será por las circunstancias dolorosas que se dieron en su historia. Con los hermanos afrodescendientes se han cometido injusticias terribles. La esclavitud ha sido en la historia del hombre una de las más abominables injusticias. Si desciendes de esclavos no tienes por qué avergonzarte ni amargarte. Dios así lo permitió para tu mayor bien y mayor gloria. En la época de San Pablo era lo común.

La mayor parte de la población del Imperio Romano estaban en estado de esclavitud. San Pablo supera esa injusticia mirándola desde el único punto de vista que puede solucionar esa aberración: desde el punto de vista de la fe en la providencia divina. Dios es capaz de sacar bien del mal. El amor de Dios a los hombres es mayor que cualquier dolor, injusticia y calamidad, sea esta ocasionada por la malicia de los hombres o por la inquina de los demonios. Es necesario creer firmemente en que no se mueve la hoja del árbol sin que Dios no lo quiera para nuestro mayor bien. El mal no tiene más poder que el poder del Creador, Señor y Padre nuestro. Entonces la sanación de tu corazón y de tu familia vendrá de la calidad de tu Fe y de tu confianza en el amor del Padre Celestial. Llegamos aquí a la prueba final. ¿Creemos o no creemos en la resurrección de Jesucristo y en la Vida Eterna? La esclavitud no es más que una de las múltiples manifestaciones de la acción diabólica. Existen otras tantas o más dolorosas: por ejemplo la esclavitud sexual de millones de mujeres y niños sometidos contra su voluntad a la prostitución; la esclavitud y muerte en los campos de concentración antiguos y actuales; la esclavitud del hambre y de la miseria económica provocada por las políticas internacionales de los poderosos que explotan a los pueblo débiles, la esclavitud de las pasiones, etc.

Los cristianos sabemos que la victoria aparente y total contra el poder del mal en todas sus formas no se dará nunca sobre esta tierra. Los discípulos de Cristo somos testigos incómodos de la Vida Eterna. Esa lucha contra el poder del mal se debe dar en primer lugar en el interior de nuestro propio corazón y trasladarse al interior de la familia. Seguramente que tu familia no cambiará de la noche a la mañana. La que sí puede cambiar eres tú. ¿Qué puedes hacer por tu familia? Lo que puedo recomendarte es que inicies en el interior de tu hogar el programa de la Llama de Amor. La Virgen dice que Ella hará milagros en el interior de los corazones cuando se acoge su mensaje. Cuando se ora en familia, especialmente el Rosario con la jaculatoria, la Virgen actúa restaurando la identidad católica en las mentes y el corazón de las personas. Necesitas una gran fe y gran perseverancia para ir poniendo en práctica las enseñanzas del Diario Espiritual. Si lo haces, el Corazón Inmaculado de María triunfará en el interior de tu familia y se logrará su principal objetivo: la salvación de las almas de los tuyos.

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