CARTA No.187: Seguimos con el tema anterior 185
Respuesta. En el Diario Espiritual solamente encontramos el combate entre Isabel y Satanás. No se habla de las almas más que en una ocasión, cuando la Sierva de Dios recibe de parte del “hermano B”, que acaba de fallecer, la inspiración de regresar al Carmelo (Pág. 2). Ella siente que el alma del difunto le dice: “Anda y póstrate delante de Ella” (Pág. 3). Isabel tiene también la experiencia de su ángel de la guarda, lo escucha en varias ocasiones. Es un testimonio que nos hace recordar la vida de numerosos santos y que han tenido experiencias de diversos géneros con el mundo invisible: han visto y oído a las almas del purgatorio, han tenido trato con los ángeles y los bienaventurados, han visto y oído a los demonios, han sufrido sus ataques. Por otro lado son infinitos los testimonios de personas vivas que han tenido experiencias con ese mundo del más allá. Los exorcistas oyen constantemente los testimonios de personas que experimentan la visita de sombras, de presencias negativas, han visto a difuntos, han sido atacados física y psíquicamente por espíritus malignos, sienten que en su hogar habitan fuerzas pertubadoras, son víctimas de enfermedades o de dolores que no tienen explicación científica, oyen ruidos y voces inquietantes, tienen premoniciones, visiones, etc.
Sabiendo esto debemos adquirir los conocimientos y actitudes propias del que cree en Jesucristo para guardar la paz del corazón y saber conducirnos ante esta realidad que no podemos negar. El mundo invisible entra en contacto con nosotros. El mundo de la luz (ángeles y santos) para animarnos en el camino hacia la patria celestial; el mundo de la oscuridad (espíritus malignos) para perturbarnos, llenarnos de miedo e impedirnos el encuentro con Cristo; las almas sufrientes para solicitar nuestras oraciones. Hay personas que tienen carismas que vienen de Dios: ven y oyen a las almas del purgatorio, ven a los demonios, tienen etc. Hay personas que tienen “poderes diabólicos” fruto de su trato con Satanás (brujos, hechiceros, chamanes, maleficieros…etc.), o que se han dedicado a cultivar los poderes parapsicológicos en las diversas ramas del ocultismo, o que los han recibido por herencia de sus ancestros que practicaron las artes mágicas y ocultistas. ¿Qué debemos tener en cuenta? Que solamente Jesucristo salva. Que solamente en la Palabra de Dios y en el Magisterio de la Iglesia encontraremos el camino seguro para nuestra salvación. Que debemos escuchar las enseñanzas bíblicas que nos prohiben penetrar en ese mundo del esoterismo, de la brujería, de la magia y cosas similares con la intención de buscar beneficios de cualquier tipo.
Es muy importante tener en cuenta que esas “facultades” psíquicas o poderes hay que “quebrantarlos” ante el Señor y renunciar a ellos. Estas personas con frecuencia necesitan oraciones de liberación para recuperar la paz del Señor. Esos poderes se convierten en puertas abiertas a la acción de los espíritus inmundos y siempre dejan inquietud y falta de paz en el alma. Los verdaderos dones de Dios nos llevan a la paz del corazón y a rendirnos totalmente al Señorío de Jesús. No pueden ni deben los “hijos de la Luz” estar vinculados de cualquier manera que sea con el “mundo de las tinieblas”. Toda práctica esotérica impide el crecimiento en la vida de intimidad con Jesucristo. Desgraciadamente hay personas que llevan una aparente vida cristiana (leen la Biblia, reciben los sacramentos, rezan) pero al mismo tiempo están inmersos en la astrología, la lectura de cartas, la visita a santeros, hechiceros, y otras prácticas supersticiosas. Esto es incompatible con una verdadera vida de seguimiento de Cristo. Los padres deben estar atentos a detectar cualquier signo esotérico en los miembros de la familia para desecharlo.