CARTA No.168: He dejado de lado por un momento los dos temas anteriores (demonios y hechiceros)
Para iniciar brevemente el tema de las almas. Iremos completando poco a poco estos temas a medida de que se vayan presentando las oportunidades. Estas no son enseñanzas sistemáticas sino que voy respondiendo a las preguntas e inquietudes de los lectores. Un tercer punto, muy complejo y difícil también de entender con nuestros criterios humanos, es el de las almas que influyen en nuestra vida de todos los días. Cuando oramos pueden aparecer almas de difuntos. Algunas están dentro de nosotros y se manifiestan de diversas maneras. Otras están en el exterior, en las casas, en diversos lugares. En este mundo invisible los demonios se manifiestan con frecuencia arrogantes, orgullosos, violentos, taimados, hipócritas, mentirosos, o silenciosos. Los brujos son también arrogantes, orgullosos, creídos de sí mismos, rebeldes, sarcásticos, fanfarrones; pretenden ser poderosos y amenazan con destruirnos por medio de sus maldiciones. En el caso de las almas, casi siempre aparecen llevando sobre sí grandes sufrimientos. Hablan en general con humildad, y son sumisas. Se presentan solicitando ayuda. Solamente me he encontrado con un alma violentísima que poseía a una de sus hijas y provocaba en el interior del hogar ruidos que mantenían a la familia en angustias. Insultaba, maldecía, rechazaba toda ayuda, se negaba a salir. Había sido un hombre impío, vicioso, infiel. Hizo sufrir muchísimo a los suyos. Después de muerto se había quedado en la casa y se negaba a irse. Igualmente encontré el alma de un niño que manifestaba odio a sus padres porque lo habían abortado.
En general los niños abortados se presentan llorando. Se preguntan ¿Por qué no me quisieron? En casi todos los demás casos las almas que he encontrado son silenciosas y anhelan ser ayudadas. Yo solamente hablo de lo que he vivido y con la intención de que los padres de familia vayan aprendiendo a discernir lo que inevitablemente influirá sobre la vida del hogar. Formamos parte de un universo invisible que nos rodea y que se acerca a nosotros con diversas intenciones. Los demonios y brujos para dañarnos; las almas de difuntos para solicitar nuestro amor y nuestra ayuda. Los brujos y demonios pretenden perjudicarnos de múltiples maneras; se pueden servir para esto de almas que están en los más bajos estadios del purgatorio. Es importantísimo que como cristianos aprendamos a vivir en y con este universo invisible que nos sorprende. Necesitamos de la ayuda de la Palabra de Dios y de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia para situarnos correctamente. También son importantes los testimonios de los santos, las enseñanzas de los exorcistas, los aportes de las ciencias de la conducta humana. Estamos un en terreno difícil de captar, de comprender. Cuando no tenemos el auxilio de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia podemos caer en errores tan graves como el espiritismo, la comunicación con los difuntos, la búsqueda de lo oculto, el recurso a los hechiceros y adivinos, la búsqueda de poderes mágicos, la astucia para capitalizar en beneficios económicos las ofertas diabólicas (magia, hechicería, adivinación, etc.).
En el Diario Espiritual de Isabel Kindelmann no se habla de estos temas porque el objetivo del mensaje de Nuestra Señora es llevarnos directamente a Jesucristo, vencedor del mundo de las tinieblas. Lo important es Cristo, no las tinieblas. Existen otros recursos que están al alcance de la mano para conocer, discernir y combatir la acción de este mundo oscuro. Muchísimas familias están afectadas y de diversas maneras por haber recurrido al mundo donde reina Satanás. Los padres de familia se encontrarán en el interior de su hogar con las consecuencias de los pecados de los ancestros y de los actualmente vivos. Cuando oramos en familia necesitamos todos los recursos para que esa oración sea realmente sanadora y liberadora. Jesús siempre que predicaba sanaba y liberaba. Si la familia está atada no podrá producir los doce frutos del Espíritu Santo. Toda familia necesita protegerse y proteger a sus miembros de los ataques del mundo de las tinieblas. Sobre todo a los niños y jóvenes. La Virgen María nos da la gracia de la Llama de Amor de su Inmaculado Corazón para protegernos de la acción diabólica y para deshacer las obras de las tinieblas en el interior de los hogares.