CARTA No.167: El tema de los demonios es muy amplio. Lo seguiremos tratando en otros comentarios.
Ahora quiero tratar el tema de los maleficieros (hechiceros, brujos, chamanes, etc.). En algunos casos, cuando se ora por personas afectadas por espíritus malignos, se manifiestan personajes que no son demonios. Es importante discernir la identidad de éstos para tratarlos de acuerdo a su naturaleza y no como demonios. Si los tratásemos como demonios caeríamos en un error o engaño y afectaría negativamente la oración. Entre los personajes que aparecen tenemos a los hechiceros vivos y también muertos (brujos, brujas), a las almas de difuntos (almas errantes, almas sometidas al poder de los demonios y de los hechiceros, almas de niños abortados, almas de niños consagrados a Satanás [duendes…] …) , ángeles caídos que no son demonios y no están condenados, etc. Aquí hablo de mi experiencia y por lo tanto esta clasificación no es absoluta. Cada exorcista tiene experiencias propias. Habrá teólogos y exorcistas que no estarán de acuerdo con lo que yo refiero aquí. Respeto sus opiniones y estoy dispuesto a aprender. Escribo para los padres de familia que en el interior de su hogar oran por sus hijos afectados por espíritus malignos. Mi intención es ayudarles a discernir la identidad de los entes que se puedan presentar y darles sugerencias para actuar de manera adecuada en la oración. Recordemos que estamos orando con la Llama de Amor y no estamos haciendo exorcismos. No estamos ordenando a los demonios sino que estamos suplicando la intervención todopoderosa del Inmaculado Corazón de María para que sane y libere al hermano que sufre. Cada caso es diferente. Con frecuencia oramos y no hay ninguna manifestación.
La persona no entra en trance, sino que se queda impasible. Esto significa que las manifestaciones (entrar en trance, cambios en el rostro, movimientos involuntarios, temblores, violencia en palabras, comunicaciones verbales, etc.) no son indispensables ni tampoco son lo más importante para el efecto de la oración. María en estos casos libera en el silencio y en el recogimiento interior. Es necesario perseverar en la oración. La Virgen va en primer lugar sanando suavemente diversas áreas de la familia. Tengamos en cuenta que toda la familia entra y permanece en oración. El cambio positivo en la conducta de la persona afectada es el indicio de que está habiendo sanación interior y liberación. En otros casos, como ya lo dijimos anteriormente, la persona entra en trance, pierde la conciencia y aparece en el rostro una expresión diferente y habla alguien que no es la persona por la que se ora. Pueden ser demonios, o también “hechiceros” o almas. Es muy impresionante oír que dentro de la persona afectada hablan una o varias voces que no es la suya. En el campo de la psicología y de la psiquiatría se refieren a este fenómeno como “personalidades múltiples”. No me meto en este campo, lo dejo a los especialistas y respeto sus opiniones. En el campo de la oración de liberación recurrimos al auxilio sobrenatural. ¿Cómo es posible que un personaje que se define a sí mismo como brujo vivo pueda hablar a través de la boca de otro ser humano, que se encuentra a veces a miles de kilómetros de distancia? Más aún, cómo es posible que los brujos fallecidos muchos años atrás puedan hablar y actuar afectando a los seres humanos? Yo no lo sé explicar. Pero es un hecho con el que nos encontramos con mucha frecuencia en los exorcismos y en las oraciones de liberación.
Los brujos actúan secundados por el poder de Satanás. Se han entregado a él; se le han consagrado; son sus “hijos”, le pertenecen, son sus esclavos, sus servidores. ¿Será un demonio el que habla en vez del brujo, o unido al brujo? Hay una simbiosis entre el mundo demoníaco y los hechiceros. El mundo que está más allá de lo que nuestros ojos ven está poblado de infinidad de interrogantes que no estamos en condiciones de explicar satisfactoriamente. Debemos saber que es posible. Necesitamos tener las nociones básicas para que guardemos en nuestra oración con la Llama de Amor, la tranquilidad y la paz. En los próximos comentarios iremos completando estas ideas en la medida que nos sea posible. Por hoy quedémonos con esto: los hechiceros no son un mito, una leyenda, un episodio de culturas ancestrales enceguecidas por la ignorancia y la superstición. No, la hechicería, el recurso a lo diabólico es un hecho real, certificado por la Palabra de Dios en numerosos pasajes de la Escritura. Antes de reír o de responder con ironía hay que instruirse partiendo de la experiencia de cada día. Hoy los brujos, hechiceros, santeros, adivinos, magos, sacerdotes vudús, chamanes, etc. etc. se cuentan por millones. Viven de la magia. Viven de su entrega a Satanás. La Llama de Amor viene a destruir ese reino y dominio del Maligno sobre esos corazones enceguecidos.