CARTA No.83 : ¿Por qué dice Ud. que la Devoción a la Llama de Amor es la gracia de los últimos tiempos?
La Sra Dilma, vive en Carolina del Norte y pregunta: ¿Por qué dice Ud. que la Devoción a la Llama de Amor es la gracia de los últimos tiempos?
Respuesta: La epístola a los Hebreos nos dice que en el pasado Dios nos habló por medio de los profetas pero en estos “últimos tiempos” nos ha hablado por medio de su Hijo” (He 1,2). Igualmente la Epístola de San Pedro dice que en estos “últimos tiempos” Cristo se ha manifestado por amor a nosotros (1 Pe 1,20). El objetivo de esta manifestación es “destruir el pecado mediante su sacrificio” (He 9:26). Varios son los textos que hablan de los “últimos tiempos” relacionándolos con la primera venida de Nuestro Señor Jesucristo. Estamos pues viviendo en los últimos tiempos. Los evangelios nos hablan de una “segunda venida de Cristo”. Los discípulos preguntan a Jesús “Dinos …cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? (Mat. 24,3). Jesús les responde que “muchos vendrán y usurpando su nombre, engañarán a muchos”, habrá guerras, hambre y terremotos. Será el comienzo de los dolores de parto. “«Entonces les entregarán a la tortura y les matarán, y serán odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin (Mt 24, 4-15). En el Credo se proclama este dogma de Fe: Ha venir a juzgar a vivos y muertos. Se trata de la venida gloriosa de Cristo resucitado. También se nos habla de un tiempo de grandes tribulaciones que precederán esa segunda venida. Esta época estará marcada de manera especial por la “apostasía”. Muchos renegarán de Cristo y seguirán a falsos profetas. “El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas” (1 Ti 4:1–2). Si abrimos los ojos nos damos cuenta de que se están cumpliendo estas profecías. El occidente cristiano cuya misión es llevar el anuncio de la Buena Nueva de Cristo hasta los confines del mundo cada vez más renuncia al Evangelio para seguir a los falsos profetas. Infinidad de bautizados están apostatando de la Fe recibida de los Apóstoles para escuchar a “maestros” inspirados por espíritus diabólicos. La persecución contra los cristianos fieles a la auténtica Doctrina de Jesús es cada vez más fuerte y prácticamente se está dando en todo el mundo.
Jesús profetizó la persecución contra sus discípulos. En el Diario Espiritual la Virgen María nos dice que Satanás está lanzando contra la humanidad un ataque tan poderoso como no lo ha hecho en tiempos pasados. Que el odio satánico es el que está llevando el mundo a su destrucción. Tan fuerte es el ataque diabólico que para vencerlo se tienen que unir todas las fuerzas del mundo entero. Nos habla de dos llamas: la llama del odio satánico por un lado y la Llama de Amor de su Inmaculado Corazón. Esta gracia que tiene por objetivo “cegar a Satanás” ha sido obtenida por María del Padre Eterno por medio de las llagas de su Hijo Jesucristo. La jaculatoria inserta en el Rosario, ciega al demonio. La Virgen asegura su victoria contra Satanás. Ella dice que su gracia de la Llama de Amor es milagrosa, tan poderosa que Dios nunca antes había concedido otra gracia igual. Se trata de un instrumento nuevo que “ciega a Satanás” y por lo tanto lo derrota. Estamos entrando en una guerra que se volverá cada vez más terrible y despiadada contra los discípulos fieles a las enseñanzas de Jesús. Por ese motivo podemos decir que la Llama de Amor es el instrumento que la Virgen María nos da para salir vencedores en las tentaciones y tribulaciones de estos últimos tiempos. Principalmente esta gracia ejerce su poder de protección, sanación y liberación en el interior de las familias.