CARTA No.51: ¿Qué otras cosas más lleva consigo esta Devoción?
Juan Francisco, de California pregunta: Ud. dice que la Devoción a la Llama de Amor no consiste sólo en rezar el Rosario y la jaculatoria. ¿Qué otras cosas más lleva consigo esta Devoción?
Respuesta: Si la Devoción a la Llama de Amor se limitase a rezar el Rosario y la jaculatoria seguramente obtendríamos muchos frutos, pero no obtendríamos todos los que esta gracia extraordinaria y nueva trae consigo. Conocemos a personas que rezan, van a misa, comulgan, se confiesan, pero su vida no cambia, no se transforma. Es importantísimo leer con asiduidad el Diario Espiritual para ir descubriendo las enseñanzas que es indispensable poner en práctica en el interior de las familias para que se encienda de verdad la Llama de Amor. No basta rezar el Rosario. Recordemos la parábola del sembrador. La semilla cae en el camino endurecido, en el terreno pedregoso, en el campo lleno de maleza, y en el terreno bien labrado, preparado, abonado. Solamente produce treinta, sesenta y ciento por uno en la tierra buena. Para que la Llama de Amor transforme los hogares y la Iglesia entera sea renovada según la visión del Inmaculado Corazón de María es necesario arar la tierra, quitar las piedras, remover las zarzas, abonar el terreno, sembrar la semilla y que la lluvia la fecunde.
Ya desde las primeras páginas del Diario nos damos cuenta de que Jesús y María nos introducen en una “escuela” en
la que se aprende a “vivir el Evangelio”. Todo aprendizaje exige esfuerzo. El Rosario y la jaculatoria son los instrumentos que nos obtienen las gracias que permitirán liberar el alma de todos los obstáculos que impiden la buena cosecha y fecundarán la semilla sembrada hasta llevarla a producir el ciento por uno. El cegamiento del Demonio no es la finalidad última de la Llama de Amor. El Diario pone la “salvación de las almas” como el objetivo de esta gracia. Sin embargo esta expresión “la salvación de las almas” nos coloca frente a un horizonte amplísimo: la más alta santidad. La tierra buena produce treinta, sesenta y ciento por uno. Es decir que la cantidad del fruto dependerá del interés y del esfuerzo que pongamos en vivir la gracia de la Llama de Amor. El Reino de los Cielos sufre violencia dice Jesús y solamente los que se esfuerzan lo arrebatan (Mat 11,12). La parábola de los talentos nos dice que de acuerdo al interés de cada depositario se dieron los frutos y la recompensa (Mat 25,14-30).
Las propuestas que Jesús y María nos van dando a lo largo del Diario Espiritual son invitaciones concretas y prácticas para llegar a la más alta santidad: Renuncia a ti misma, adora a mi Hijo, ayuda a la conversión de los pecadores, ayuna a pan y agua, persevera conmigo, orden del día (de la semana), la hora de reparación en familia, apresúrate a pasar la Llama de Amor, Humildad-sacrificio-oración, adoración nocturna diaria, repárame por las almas consagradas, medios para cegar a Satanás, conversión-sacrificio-recogimiento-martirio interior, consagrar el hogar al Sagrado Corazón, unir nuestros sufrimientos de humillación a los de Cristo, meditar la pasión de Cristo, etc. etc. El cegamiento del Demonio es fruto de la intimidad profunda del alma con Jesucristo. Arrebatamos el Reino de los Cielos cada día en esta lucha sin cuartel contra Satanás. La Santidad a la que nos llaman Jesús y María en el Diario Espiritual se va construyendo sobre las derrotas del Demonio. El Rosario y la jaculatoria son la espada de fuego que debemos llevar en la mano para cegar los ojos del maligno. Si el Rosario no nos lleva a una auténtica conversión es que lo estamos rezando mal.