LOS DEMONIOS DE CEGUERA ESPIRITUAL
Un segundo punto por medio del cual entran los espíritus malignos en la vida de los seres humanos son los ojos. Son super importantes. Jesús le dice a Isabel que mantenga sus ojos fijos en los Suyos porque es la mirada de Jesús la que va a cegar a Satanás. Jesús es la Luz, la Llama de Amor. Los discípulos de Cristo debemos mantener siempre nuestros ojos puestos en los ojos de Jesús para poder vencer al Demonio. En el Evangelio Jesús cura a varios ciegos que representan a las personas que vagan en la oscuridad. Las tinieblas representan en primer lugar la ignorancia de Jesucristo, el desconocimiento de aquel que es el Salvador, la Luz del mundo. Uno de las más frecuentes lamentos que se encuentran en las almas que aparecen en los exorcismos es: estoy en la oscuridad, no veo nada. La incapacidad de ver es para muchas almas un tormento que les produce angustia y miedo. Por ese motivo la Iglesia ora por los difuntos pidiendo: Que brille para ellos la LUZ Eterna. Los ojos nos los dio el Creador para poder contemplarlo a Él en sus obras y sobre todo para poder contemplar a Jesucristo.
El reproche que Jesús hace a los sacerdotes, escribas y fariseos es que están ciegos porque no lo aceptan a Él como al Mesías Salvador y les dice que son guías de ciegos. Tienen ojos pero no ven. Los espíritus malignos que entran por los ojos y “están en los ojos” en mi experiencia de exorcista son en primer lugar los demonios de lujuria. Allí se alojan los espíritus malignos de los “deseos impuros”. La mirada lujuriosa e impura. Otros que he encontrado son los espíritus de odio, de rencor, de ira, de violencia, de envidia. Igualmente demonios relacionados con el orgullo, la soberbia, la altivez y la arrogancia. Los demonios van a impedir en primer lugar que los afectados puedan reconocer a Jesucristo como a su Dios y Señor. Eso le pasó a los enemigos de Jesús: eran “instruidísimos intelectualmente” en las Escrituras pero no pudieron ver en Jesús al Enviado de Dios. El Príncipe de este mundo cegó sus ojos. Eso le pasa multitud de personas, aún de Iglesia, saben mucho, han estudiado mucho, tienen mucha ciencia humana y aún religiosa, pero tienen una venda en los ojos.
Les falta humildad. No pueden aceptar al Cristo tal como el Padre lo envió. Se fabrican un Cristo a su medida. San Pablo nos dice que el Demonio puso una venda en los ojos de los judíos. Es la principal acción diabólica: ciega el intelecto. Respecto a los espíritus malignos de lujuria dominan la mirada, presionan a la persona a mirar con impureza al sexo opuesto o al mismo sexo en el caso de la homosexualidad. Allí están lujuria, fornicación, impureza, masturbación, pornografía, obsesiones de voyeurismo (necesidad apremiante de ver el cuerpo desnudo), lesbianismo, homosexualidad, perversiones sexuales, impudicia, modas impuras y provocativas, bestialidad, imaginaciones impuras, adulterio, pedofilia, etc. Sobre todo están los demonios del deseo impuro. Los principales demonios que he encontrado en los ojos son Asmodeo, Lilith uno y Lilith dos. Es necesario exorcizar los ojos para liberar mucha gente presa en los pecados de lujuria, sobre todo en la pornografía. Orgullo, envidia y todos los que los acompañan tienen también su sede en los ojos.
Si ponemos un poco de atención podemos al ver los ojos de ciertas personas discernir la presencia de espíritus malignos en ellas. Son miradas torvas, oscuras, llenas de ira, de muerte, de mentira, de falsedad, de hipocresía, etc. La mirada límpida y pura es signo de la presencia del Espíritu Santo. Es necesario que los padres de familia pongan un gran cuidado para ayudar a sus hijos desde niños a proteger sus ojos. La televisión y en general los medios de comunicación social audiovisuales están infiltrados por la acción de los espíritus malignos. Muchos están consagrados a Satanás y están hechos con el propósito de atraer a los niños, adolescentes y jóvenes hacia la lujuria y al odio principalmente. Al contemplar las películas o videos de manera ingenua entran los espíritus malignos por los ojos y se van fortaleciendo hasta establecer verdaderas obsesiones que atan las potencias del alma y les impiden contemplar a Cristo. Tenemos millones de personas prisioneras de los espíritus malignos de brujería, espiritismo, miedo, lujuria en general, pornografía en particular, homosexualidad, lesbianismo, odio, rencor, racismo, violencia, …etc. etc. por el pecado de “exposición” al pecado (valga la redundancia).
Es dificilísimo luchar contra esta infestación satánica de los medios de comunicación social. Pero es de primer orden en importancia educar a los niños y jóvenes en el conocimiento de la estrategia que las tinieblas están utilizando para provocar ataduras que se desarrollarán más tarde en la edad adulta con todas sus fuerzas. La gracia de la Llama de Amor debe entrar en los hogares para proteger y liberar a todos, pero en especial a los niños y jóvenes. No es solo oración, debe haber también liberación. Los padres son los pastores con obligación de liberar a sus hijos de las opresiones demoníacas que entran por los ojos reprendiendo y expulsando con el Nombre de Jesucristo estos intrusos engañadores. La Llama de Amor debe ejercer en el interior de los hogares su propia gracia la de abrir los ojos a Cristo quien es la Luz verdadera que protege de la oscuridad del maligno. De nada sirven los consejos de los padres y educadores sin la fuerza que viene de la oración asidua, de los sacramentos, especialmente de la Confesión de los pecados, de la penitencia (sacrificios, ayunos) para vencer estos espíritus malignos. La familia debe ser un Santuario. Este es el principal combate y vocación de los padres de familia católicos