JESÚS PIDE QUE TODOS LOS SACERDOTES TRANSMITAN LA LLAMA DE AMOR EN TODAS LAS IGLESIAS.

Cuando el mismo Jesús dice a Isabel que Él quiere que doce sacerdotes, los más fervorosos de Hungría, comiencen a entregar su Llama de Amor en doce templos o parroquias nos está remitiendo a los DOCE (APÓSTOLES). En la Biblia el número doce significa “plenitud”, es decir TODOS. El mensaje que el Señor lanza aquí es que TODOS LOS SACERDOTES se involucren activamente en pasar la Llama de Amor porque la Llama es en realidad el mismo Jesús.  Los DOCE TEMPLOS Y PARROQUIAS representan a TODAS LAS IGLESIAS. Es tan importante esta gracia de los últimos tiempos que el Señor pide que TODOS los sacerdotes y en TODAS las parroquias no sólo de Hungría sino del mundo entero se entregue la Llama de Amor. Se trata de una llamada general a la evangelización. 

 El trabajo de un Sacerdote es ante todo anunciar la buena nueva de la salvación en Cristo Jesús (¡Ha llegado el Reino de los cielos!) y entregar a Cristo a los demás a través de los sacramentos. Esta Iglesia de hoy, que actualmente se debate en una lucha a muerte contra la incredulidad propagada por el ateísmo materialista, necesita del instrumento de la Llama de Amor para vencer en ese combate. Los sacerdotes son, igual que los Apóstoles, los primeros y más importantes actores en este combate contra el príncipe de este mundo. El gran problema es que en esta época los sacerdotes están pasando por una gran crisis de identidad y no están respondiendo adecuadamente a las exigencias de su vocación ni a los deseos del Señor Jesús. 

Las quejas del Señor en el Diario Espiritual contra sus sacerdotes son verdaderamente amargas e impresionantes. Un segundo punto importantísimo es que Jesús llama a los laicos a sostener con oración, ayuno, adoración y reparación a los sacerdotes en esa misión de convertirse de corazón y volverse propagadores de la Llama de Amor: “Cada jueves y viernes ayuna pan y agua y ofrécelo por doce almas sacerdotales. Cada uno de estos días pasa cuatro horas en Mi Divina presencia y ofrece reparación por las muchas ofensas que he recibido” (DE 4 y 7 de Marzo de 1962). “Comprométete a ello durante doce semanas por las doce almas sacerdotales que serán las más aptas para llevar a buen fines mis planes. Yo las quiero hacer dignas con gracias especiales…. Ellos tendrán que hacer lo mismo que Yo te pedí, a saber reparación y sumergirse en mi Sagrada Pasión. Hijita mía, esas doce almas sacerdotales son las mejores en el país”. (DE 4 y 7 de Marzo 1962). 

Lo que más pide Jesús a Isabel es que ore y se sacrifique por los consagrados. Se queja de que éstos “no quieren unirse íntimamente Conmigo. Les divierten los pensamientos mundanos. Sumérgete en Mí, ¡Ayuda en lugar de ellos no durante una hora sino ¡sin parar!” … y más adelante siguen las quejas a propósito de las almas consagradas: ”…desea con todo el anhelo de tu alma que la mirada de las personas a Mí consagradas no me esquiven y no se distraigan en las cosas del mundo, sino sólo me contemplen a Mí”.  El objetivo de la Llama de Amor es renovar la Iglesia desde sus raíces renovando en primer lugar la vida espiritual de los sacerdotes y al mismo tiempo transformando las familias en lo que deben ser: verdaderos santuarios en los que Cristo Reine (¡El Reino De Dios está en medio de vosotros!) (Mt 3,2;18,3…). 

Es de gran importancia que los sacerdotes sean informados adecuadamente de lo que conlleva la gracia de la Llama de Amor. No es una “devoción más”, sino que es un instrumento nuevo, dado por la Virgen María, para combatir la acción de Satanás en la Iglesia y en el mundo entero. La Virgen “pide encarecidamente que lo aceptemos con gran comprensión”; que si no se acepta esta gracia seremos responsables ante Dios del fracaso de este nuevo intento de Dios para rescatar el mundo moderno para Dios. Es decir, los frutos la Llama de Amor dependen en buena parte de nosotros, del interés que pongamos en transmitirla, y con mayor razón de la Jerarquía. Por algo la Virgen manda a Isabel a visita al Papa y a pedirle que la Llama de Amor sea extendida a toda la Iglesia. 

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